La cabeza se me quiere reventar y, por supuesto, no recuerdo nada de lo que sucedió anoche en la discoteca a la que fui con Vi, pero extrañamente me siento renovada, con menos carga en los hombros, como si hubiera escalado hasta la cima de una colina y desde ahí, hubiera vociferado durante horas. Es de día y me encuentro en el departamento de Violeta. Soy consciente de ello porque como podéis adivinar, he pasado muchísimas noches aquí, de las cuales guardo tantos recuerdos que fácilmente pudiera escribir un libro de tropecientas páginas.
-Malena, ¡por favor! Sabes que no me gusta ese tío, ¿por qué le dijiste lo contrario? Ahora se ilusionará y luego me tocará romperle el corazón cuando le diga que no siento lo mismo por él. –le dije a mi amiga un poco enojada. Era el primer semestre de la universidad y yo salía con un chico que me encantaba, por ese motivo realmente no me apetecía conocer a nadie más. Malena, como siempre, me había puesto en una situación bastante incómoda, como se había hecho costumbre en los últimos meses. En este momento nos encontrábamos en una pillamada en casa de Vi y estábamos en esa parte de la noche en que las mejores amigas se cuentan sus secretos más íntimos. Malena acababa de confesar que le había dicho a uno de nuestros compañeros que yo estaba interesada en conocerlo.
-Venga ya, ¡Valeria! No te tiene que importar lo que sienta nadie más que no seas tú misma, te lo he explicado mil veces. Y sí, le dije eso a Carlos y no me arrepiento. Tú te mereces más que ese niñato con el que sales ahora. ¡Los padres de Carlos son dueños de un hotel! ¿Qué tiene ese don nadie de Andrés? Ya te lo digo yo: un auto pasado de temporada y tres pesos en el bolsillo. ¿Eso es lo que quieres para tu vida, acaso? Piensa en grande, mujer, no se cuántas veces he de explicarte lo mismo.
La observé con el rostro libre de gesto alguno porque si decía lo que pensaba en este momento, iba a terminar por ofenderla y ese no era mi objetivo, sinceramente. A pesar de todo quiero muchísimo a Malena y se que en el fondo desde su punto de vista retorcido e interesado, quiere lo mejor para mí.
Tomé un profundo respiro que hizo a Vi echarse a reír. Ella se encontraba sentada junto a nosotras en el piso de la habitación pero no estaba del todo concentrada en nuestra charla, sino soltando risitas bobas de cuando en cuando mientras miraba a la pantalla de su celular. Sentí compasión por su nueva conquista: Vi odiaba los compromisos serios, nunca se quedaba con nadie por más de un mes y tampoco nos decía su nombre a menos que fuera importante; este no lo era, llevaban algunas semanas hablando y no nos había dicho más que lo justo sobre él. Pobre chico.
Entonces, volviendo a Malena, le respondí: -Lena, yo no necesito estar con nadie por lo que pueda darme de forma material. A mi me gusta el espíritu de las personas, su alma, y puedo decir que la de Andrés es bastante especial y me gusta. Carlos no es más que un idiota que sólo puede hablar de todo lo que tiene. Sinceramente, si tanto te gusta, pues tíratelo tú y ya está. A mi no se me antoja ni un poco.
Ella crispó el rostro y miró a Vi en busca de un apoyo que no encontró. A Violeta tampoco le gustaban los tíos por su dinero, su familia era lo suficientemente adinerada como para no necesitar correr detrás de nadie por ese motivo. Malena y yo, por el contrario, éramos de cuna humilde. Mis padres son profesores en una secundaria pública y los de ella son alfareros y se dedican a vender sus trabajos en una plaza que está cerca de su casa. Sin embargo, eso no es motivo para sentirse atraída por ese tipo de cosas y yo soy la prueba de ello pero en fin, Lena es así y aunque eso no la hace mala persona, la queremos de la misma manera.
Vi se unió a la charla.
-Si Valeria no quiere tirárselo, necesitamos respetar eso. No quiero que discutamos por eso, nenas, la vida es bella y nuestra amistad lo es más.
Malena le lanzó una mirada dura.
-Siempre le apañas sus comportamientos de niña pija, Violeta. Nunca te pones de mi parte.
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Padre por accidente.
RomanceDespués de que su novio le fuera infiel con su mejor amiga, Valeria ve ante sus ojos cómo se escapa su oportunidad para ser madre. Porque si, lo tiene todo, pero aún quiere sentir como se forma una nueva vida en su interior, aún quiere traer un bebé...