Daniel.
-¿Estás seguro, bro?
-Que si, tío.
-Pero si ya es tu novia, no seas cursi.
-No de forma oficial. –Mauricio me miró como si estuviera loco. -Vamos, que no hay nada seguro. No se lo he preguntado, es lo que quiero decir.
-Y quieres hacerlo mañana en la fiesta sorpresa que le estás preparando.
-Exactamente.
-No se, bro. Me parece demasiado pronto. ¿En verdad estás tan enamorado de Valeria?
-Como nunca antes lo había estado.
-No te va a perdonar cuando sepa que eres el padre de su hijo.
Siento un pinchazo en el corazón porque lo sé. Ella ha sido engañada, y lo mío puede convertirse en la gota que termine de llenar el vaso. Pero estoy dispuesto a correr todos los riesgos con tal de estar cerca de ella, y no sólo por no perderme el proceso de embarazo, sino también por nosotros. Porque haré lo que sea necesario con tal de que me perdone. Soy un hombre fiel a lo que siente, y no pienso dejar ir a la mujer que me ha despertado tantas emociones, a la mujer que me ha traspasado la piel con cada beso, con cada palabra dicha contra mis labios.
-Eso no lo sabemos. Por ahora voy a concentrarme en que todo mañana salga perfectamente.
Mauricio carraspeó. Nos encontramos en la sala de mi departamento mientras bebemos un trago de whisky.
-La fiesta sorpresa por su cumpleaños.
Asentí.
-Ella no es de celebrar entre muchas personas, así que sólo seremos Violeta, tú, nuestro hijo y yo. No sé si su madre venga desde Madrid, o su padre, pero he preparado todo para que lo de comer no falte, ni lo de beber tampoco.
-Imagino que has encargado refresco para Valeria.
-Por supuesto que lo he hecho, ¿qué clase de padre crees que soy?
-Qué extraño es esto, no te imagino aún en el papel de padre. Supongo que tendré que esperar hasta que nazca el crío para descojonarme en tu cara, sea cual sea el papel que tomes.
-Menudo imbécil, Mauricio.
-Gracias, soy completamente consciente de eso.
Negué. Me llevé otro trago de whisky a los labios. El líquido quemó a su paso por mi garganta. No es que me vuelva loco el alcohol, pero a veces disfruto de estas pequeñas sensaciones: los labios mojados, la garganta ardiendo; hace que me sienta vivo. Era una de las pocas cosas que me despertaba cuando el único motivo por el cual ponía los pies fuera de la cama era mi enfermiza obsesión por el trabajo, por sacar adelante mi empresa. Cuando todo se vino abajo, me quedé sin ese norte, y me sentí perdido hasta el día en que toqué a la puerta de Valeria para pedirle un poco de azúcar. Ahora que lo pienso me parece una excusa de lo más cutre. Pero es la que me llevó a conocer a esa mujer tan jodidamente especial, así que eso la convierte de forma automática en la excusa de la fortuna, como si me hubiera tocado el euro millón.
-Mi hijo, Mau. Un hijo producto de tu estúpida idea, un hijo con la mujer que me ha hecho sentir otra vez.
-No siempre doy malas ideas, bro, esto es la prueba.
-Es verdad, pero podemos decir que estamos a mano porque gracias a mi has conocido a la mujer que te vuelve loco.
Sus mejillas se volvieron rosa.
-¿La española sexy? No, es sólo sexo.
-Esa mujer te encanta, no te engañes.
-Que no, y ya basta de ese tema.
-Estás molesto porque te gusta y nunca nadie te había provocado tantos sentimientos, reconócelo.
-Daniel, basta.
-Pero si lo dijo Melendi, hermano. El amor es un arte.
Gruñó por lo bajo y se puso de pie refunfuñando. Me eché a reír y pensé en que se había liado más de lo que él mismo era capaz de reconocer con Violeta, y que por eso tiene miedo, porque Violeta es una mujer liberal, imposible de atrapar y él hace mucho tiempo quedó enredado entre sus redes.
Dejo el vaso con whisky de lado y tomo mi celular para revisar mis redes con calma. Comienzo por Instagram. La primera publicación que aparece son unos cuantos post de la clínica de mi padre, donde muestran al mundo un poco de sus maravillosos servicios. Dejo salir una sonrisa. Cuando mi padre sepa que la magia de su azar es la que me tiene envuelto en esta situación tan curiosa, le va a dar una buena. Ese pensamiento hace que inevitablemente piense en Valeria otra vez. Dios santo, estoy tan perdido por esa mujer.
Como si Instagram estuviera perfectamente confabulado con mis prioridades en este momento, el siguiente post es de la cuenta de ella, y la muestra con carita triste en su auto. Algo salta en mi pecho. Miro la nota del post donde ha puesto regreso adelantado acompañado de dos gatitos llorando. Esa foto ha sido posteada hace unas cinco horas aproximadamente. Entonces todo lo anterior hace que comiencen a temblar mis manos, y que una gota de sudor se escurra por mi frente porque es indudable: Valeria está en camino, Valeria debe estar al llegar. Y algo me dice que regresa con el corazón roto.
-¡Mauricio!
El aludido aparece a mitad del pasillo de mi departamento, el más estrecho de todos, el que lleva a mi baño principal con cara de pocos amigos.
-¿Qué, coño? –gruñe.
-Valeria regresa hoy.
-¿Pero no estaba en Madrid?
-¡Que no, coño! –me exaspero- Márcale a tu española, dile que venga pitando. Tenemos una fiesta que organizar y ni siquiera somos conscientes del tiempo con el que contamos. –Veo que aún no asimila lo que acabo de decirle y, por eso, me acerco a pasos largos y ya estando frente a él, agito mis manos para hacerlo volver del sitio en el que se ha metido en cuestión de segundos.-¡Llama a Violeta, ya!
Eso hace que despierte y que se lleve las manos al bolsillo trasero de su pantalón en busca de su teléfono celular. Escucho como gruñe varias veces a lo que sea que le esté diciendo Violeta al otro lado de la línea, y veo cómo asiente antes de colgar la llamada.
-Se ha puesto histérica, no lleva bien esto de romper los esquemas. Pero me ha dicho que pasará a recoger todo lo que le has encargado y también me ha recordado en un grito que no te olvides por nada del mundo pasar a recoger tú el regalo de ambos a la joyería, que a ella no le va a dar tiempo.
-Joder, sí, el regalo.
Después de esa charla, dejo a Mauricio colocando los globos verdes y blancos en el pequeño salón de mi departamento, tomo las llaves y me largo de casa con el ánimo de llegar lo más pronto posible a recoger todo lo que quedaba pendiente para el resto de esta tarde y mañana temprano. Ese pensamiento me hace negar mientras prendo mi auto, no dará tiempo a todo, así que tendré que quedarme sólo con lo principal, con la parte más especial de todo el plan que confeccioné en conjunto con Violeta. Así que tomo la rotonda que me llevará directamente a la calle de la joyería, donde debo recoger nuestras sorpresas.
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Padre por accidente.
Любовные романыDespués de que su novio le fuera infiel con su mejor amiga, Valeria ve ante sus ojos cómo se escapa su oportunidad para ser madre. Porque si, lo tiene todo, pero aún quiere sentir como se forma una nueva vida en su interior, aún quiere traer un bebé...