La gente decente, suele decir su madre, no hace gestos cuando prueba la comida de los demás. La gente decente agradece los gestos de amabilidad y ofrecer comida a alguien es la máxima amabilidad en este mundo.
Pero ahora de verdad no puede actuar como la gente decente de la que tanto habla su madre.
Ahora, ahora mismo, sólo quiere sacarse esta plasta asquerosa de la boca y librarse de una vez por todas del sabor a pescado podrido que se hace peor con cada respiración que toma. Lo peor es que ni siquiera es pescado, se supone que es un vil taiyaki y ya. Y debería saber bien porque se lo ha invitado una de sus compañeras de clase, Rie-san, la chica más linda en la que ha puesto sus ojos.
Pero, Dios santísimo, esta cosa sabe a culo en su boca y ya no puede ni un segundo más.
Cuando su madre y Osamu le advirtieron, sin ninguna intención de desalentarlo, que la vida universitaria para aquellos con sus necesidades tan peculiares iba a ser difícil, Atsumu no se imaginó qué taaaaaaaaan difícil iba a ser.
En la universidad, no tendría cerca a su madre, ni a su padre, mucho menos a Osamu para que pudieran darle un poco de sangre y hacer que las cosas sepan un poco mejor a lo largo del día.
El colmo de un chupasangre de su estirpe es estar lejos de su familia.
Porque desde que es un crío recuerda llegar cansado de los asquerosos sabores de la comida de la escuela sólo para ser consolado por la sangre caliente y dulce de su madre. La preparatoria se hizo llevadera porque él y Osamu se tenían el uno al otro y se podían compartir un poco de sangre antes del almuerzo para tomar valor y comer junto con sus compañeros.
Pero ahora no tiene a nadie. Ni de su familia ni alguien de confianza a quién pedirle ese gran favor.
Ahora no hay nada que le sepa bien y ya pasó su primer mes en la universidad, cada día más desabrido que el pasado.
"Ah, cómo me encantan los de esta tienda". Menciona Rie-san, una manchita de frijol en su labio. Casi se vomita con esa visión infernal. "Tengo una prima que trabaja en la tienda que está en Shinjuku y cada que paso por ahí, me tiene uno preparado".
"Qué amable". Se obliga a decir. "Deben llevarse bien".
"Es mi prima hermana". Agrega la chica. "Crecimos juntas ella y mis hermanas. Cuando empezó a trabajar ahí..."
Ya no puede seguir escuchando. Rie-san tiene voz dulce y la verdad le gusta mucho, pero no puede con las ganas groseras de vomitar que le vienen cuando le da otra mordida al pan. Si se traga esta cosa, va a terminar por hacer el mayor oso de sus veinte y probablemente de toda su vida porque no piensa seguir viviendo en sociedad después de semejante vergüenza.
"Rie-san, voy a hacer una llamada rápida. Discúlpame".
Fue la única excusa en la que pudo pensar. La chica asiente, comprensiva, y se da la vuelta para señalarle una banca en la que estará esperándolo.
Atsumu corre como nunca ha corrido en su vida, buscando un baño público en ese parque en el que terminaron caminando. Y, cuando lo encuentra, casi llora.
Mientras le viene la humillación de aceptar que va a devolver el estómago en un baño público, piensa que debió escuchar a Osamu y abrir con él ese negocio de comida del que tanto hablaba. Pensó en su madre y en las lágrimas que derramó cuando llegó el día en que tuvo que partir a Tokio porque estaba preocupada por él. Pensó en su padre y en las palabras que le dijo cuando tomó la decisión de dejar Hyogo, cómo hizo hincapié en que debía tener mucho valor y enfrentarse con la cabeza en alto a las dificultades de estar solo, las dificultades siendo toda la comida de la ciudad.
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Carne sin sangre | Haikyuu FF! (MYHN | Vamp! Miya Atsumu)
VampirosCuando su madre y Osamu le advirtieron, sin ninguna intención de desalentarlo, que la vida universitaria para aquellos con sus necesidades iba a ser difícil, Atsumu no se imaginó que taaaaaaaaan difícil iba a ser. Pero llegó Shouyou a su vida y todo...