Capítulo 17

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'Tú siempre has sido más de volar.

Yo, en cambio, de no ahogarme.'

{Narra Mery}

Miré una vez más a Dani antes de coger el móvil orgullosa de lo bien que se había portado hoy conmigo, y sobretodo, orgullosa de tenerle de vuelta.

'¿Dónde estás? Jesús me ha tendido una trampa.' - Dani.

Mire al frente donde el supuesto Dani yacía nervioso, matándome y a la vez enamorándome con la dulce mirada de sus ojos miel.

Pero, si la persona que tenía delante no era Dani, la única opción restante era...

-Jesús.- le miré decepcionada, sin entender porque hacía esto, ¿qué ganaba con ello?

-Es imposible explicarte a que se debe esto.- pronunció a media voz.

Increíble, le tendía una trampa a su hermano, se hacía pasar por él y ni siquiera me iba a explicar el por qué. No era capaz de enfadarme con Jesús por esto, sabía que había algo detrás de esto, un motivo por el que sus ojos estaban al borde del llanto, es una de las mejores personas que he conocido y jamás sería capaz de querer hacerme daño.

-Por lo menos inténtalo, merezco una explicación.- él me miro con una leve risa y los ojos aguados para luego morderse el labio.- ¿Acaso te hace gracia?

-Por supuesto que no, pero el dolor es tan desgarrador que la única manera de soportarlo es riéndome.

-¿Dolor? Eres tú quien ha hecho esto, y aun así, ¿quién está dolido eres tú?

-'Olvida lo que siento por tu hermano y yo también lo haré.'- repitió las mismas palabras que yo había pronunciado hace a penas unos minutos, y entendí el por qué estaba tan dolido sintiéndome culpable.- No puedo controlar mis sentimientos por mucho que quiera.- se encogió de hombros mientras se tapaba el rostro con las manos para que no le viera llorar.

-¿Sabes? A veces pienso que hasta la vida de una nerd (empollona) es mejor que la mía, por lo menos ellas no tienen que lidiar viendo a los dos chicos que más han querido en toda su vida peleando y llorando por ella, los dos igual de jodidamente perfectos.- levantó la mirada para sonreírme en mi penoso intento de consolarle y corrí a darle un abrazo.- Nunca he sido buena para dar consejos, todavía menos en una situación como esta.

-No espero que me entiendas, pero ya que no puedo explicártelo con palabras, voy a utilizar un pequeño truco que tenemos los ángeles a nuestro alcance.- me tendió sus manos y las entrelacé con las mías dejándome llevar.- Cierra los ojos.- perdí el contacto con su piel.- Ya puedes abrirlos.- me susurró con voz ronca.

Me encontraba en una especie de visión.

Jesús y yo estábamos en la azotea de mi casa riéndonos sin parar.

Me di cuenta de que se trataba de un recuerdo, uno real, ya que eso había sucedido. Me acordé de la de veces que pasamos horas allí por que su compañía era mejor que cualquier clase que nos pudieran dar en el instituto, a su lado me sentía como en casa.

- Tú, que deberías ser mi tutor, te has convertido en la peor influencia para mí. Me ayudas a copiar en los exámenes, nos saltamos constantemente las clases...- le dije para picarle.

-Ahí esta la cosa, ¿existe un tutor mejor que eso?- tenía razón, me encantaba pasar tiempo con él. Jesús me pasó la mano por el hombro sonriendo.

-Se me ha olvidado mencionar que eres el chico más chulo y con más ego que he conocido en mi vida.

-Ya habló la estrecha. Todas las chicas de la ciudad muriéndose por estar conmigo y yo intentando conquistar a una chica que solo sabe llamarme chulo, quien lo diría eh enana.-dejé escapar una carcajada, con su risa de fondo.

-Bueno, tengo que admitir que tengo suerte, no se que haría sin este chulo al que le encanta sacarme de mis casillas.

Nos entendimos con la mirada durante unos segundos, las palabras sobraban entre nosotros. Jesús miro mis labios y quiso lanzarse a ellos, pero le esquivé echándome hacia un lado para acabar en un abrazo, no estaba preparada para dar un paso adelante. Supe que él me entendió ya que no se opuso.

-Gracias por aparecer cuando más te necesitaba.-susurré en su oreja mientras apoyaba mi espalda en su pecho.

Abrí los ojos y volví a la realidad, donde Jesús me miraba sonrojado. Automáticamente también me ruboricé.

Sentía algo por Jesús, algo que ni yo misma sabía describir, algo especial, de hecho, fue la única persona que me hizo sentir algo tan especial después de lo de Dani. Jesús conseguía acelerarme el pulso, agitarme la respiración y ponerme la piel de gallina al igual que lo hacía Dani.

-Te parecerá una locura que me haya hecho pasar por tu hermano, pero haría eso y mucho más por tenerte conmigo aunque solo sea por unos segundos. No se puede comparar la tristeza que siento ahora por haberte decepcionado a la felicidad que siento al estar a tu lado, es mil veces más grande. Vale la pena, y si quieres que te sea sincero, no me arrepiento.- se sinceró Jesús.

-Mira Jesús... Sé que las palabras que he dicho antes te han hecho daño pero...

-Pero quieres a Dani y no a mí, lo sé, lo sé.- me interrumpió sin dejarme hablar, en realidad me arrepentía de haber dicho eso.- Intuyo que hay cosas peores que el menosprecio de la chica de mis sueños, pero, en este instante, no logro imaginarme ninguna.

-Jesús, de verdad que yo no...

-No hace falta que te disculpes.-volvió a interrumpirme.- Soy un idiota por pensar que alguien como tú se fijaría en mí. Pero bueno...-se rascó la nuca nervioso.- Voy a desaparecer de aquí, que es justo lo que quieres. Se que te dejo en buenas manos. Y espero que no me guardes rencor por lo de hoy... solo quería quedarme con un buen sabor de boca.

Parece verdad eso de que solo te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes... Sentí como el mundo se me caía encima al escuchar sus palabras, al imaginarme una vida sin él, sin tenerlo pegado al oído llamándome estrecha como un grano en el culo, sin la protección que me daba por encima de todo y de todos, sin sentir el contacto de su piel, sin escuchar su carcajada que tanta vida me daba...

Jesús se levantó para irse al ver que yo no era capaz de articular palabra, pero fui tras él y le agarré la mano para que se girara.

-Jesús, no sabes cuanto te entiendo. Uno no escoge de quien se enamora, es como una corriente que te arrastra y por mucha resistencia que pongas es inevitable.-noté como le temblaba la mano mientras mi corazón batía a un ritmo inimaginable.- Estoy enamorada tanto de Dani como de ti, Jesús.

Vigilándote en la oscuridad {Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora