Amor A Través Del Tiempo|| Sehzade Mehmed.

El Sol y la Luna: Mihrimah.

Caminé por los pasillos devuelta al harem, sentí las miradas de muchas criadas sobre mí y susurros también, era algo a lo que estaba acostumbrada, después de todo, en mi tiempo también hablaban sobre mi cuando pise por primera vez el harem.

“¿Ella es el regalo para el Sultán?”

“Es una lastima, con tantas mujeres hermosas que hay en este harem, la trajeron a ella.”

“Mirala no tiene pechos.”

“Es una niña, apenas un bebé.”

Suspire pesadamente y me senté en un lugar lo suficientemente alejado, no quería meterme en problemas, quería estar sola y pensar en una solución para volver a mi tiempo, no quería permanecer aquí.

Cerré los ojos levemente e intente concentrarme en mis pensamientos, pero me era imposible.

──¿Quien es ella?

──Es la favorita del Sehzade Mehmed.

──¿Ella?── Pregunto la misma voz de antes.── No es atractiva, yo soy mucho mejor.

Genial al parecer había otra Mahfiruz en este tiempo, no me iba a librar de personas como ella aunque reencarnara.

──Si tenemos suerte nos escogerán como favoritas del príncipe.

── Y cuando el príncipe vaya a su provincia, seremos sultanas.

──En realidad seguirán siendo esclavas, al igual que en Topkapi, señoritas.── Se escuchó la voz melodiosa de una joven, voltee a verla y rápidamente me levanté para hacer la reverencia, aquella mujer era el Sol y la Luna.

──Vaya, al menos hay una sola mujer en este Harem que se reverencia al verme.──Dijo Mihrimah con una leve sonrisa.──Con razón mi hermano te escogió como su favorita.

──Se lo agradezco Sultana.

Ambas mujeres que antes hablaban de como serían sultanas, enrojecieron de vergüenza e hicieron la reverencia junto a las demás mujeres.

──No era nuestra intención, Sultana.── Se apresuró en decir una.

──Por está vez lo dejaré pasar, a la siguiente recibirán 25 latigazos en cada pie.

Ambas asintieron y Mihrimah volvió a posar su atención sobre mi, con una sonrisa.

──Tú debes ser Kösem, ¿O me equivoco?

──Claro que no mi Sultana.

──Acompañame.

La seguí hasta su habitación, cuando entramos en ella, me invitó a sentarme, supe que iba a interrogarme.

──Y bien Kösem, ¿De dónde eres?

──Soy de Tinos, Mi sultana.

──Griega...──Murmuro Mihrimah.──¿Quien te colocó un nombre tan importante?

Mire a la joven que tenía enfrente, no iba a decirle que yo misma lo escogí, ya que sería una insolencia.

──Me lo puso el Sehzade, Sultana.── Mentí descaradamente.──Me dijo que yo era su guía.

──Le pego feo el enamoramiento.──Murmuro Mihrimah en ruso.──Debes saber que al entrar a un harem, alguien te pone un nuevo nombre.

Asentí en modo de respuesta.

──No quiero que mi madre se preocupe por esto, así que te nombrare yo, tu nombre será Emine.

──¿Emine?

── Significa: "Confianza." Y en ti depositaré mi confianza para que ayudes a Mehmed a sobrevivir en esta nueva vida.

──¿Usted también reencarnó?

──Vaya así que estás informada sobre el asunto.──Mihrimah sonrió.── Desperté después de haberme golpeado la cabeza al llorar la muerte de mi hermano.

Su mirada me decía que no mentía en lo absoluto, por lo que decidí contarle todo, desde como había llegado al palacio y como había viajado al pasado.

──¿Entonces era prácticamente del año 1590?

──Asi es Sultana.

──Esto es demasiada información.── Sonrió Mihrimah.── Tu secreto estará a Salvo conmigo Kösem.

── Se lo agradezco.

Luego de eso conversamos de temas triviales, la sultana Mihrimah era muy agradable, me atrevería a decir que quizás en un poco más de tiempo podría considerarla mi amiga.

Antes de irme, Mihrimah me volvió a hablar.

──Cambiaremos la versión de cómo entraste al harem, mañana que verás a mi madre.

──¿Cuál será la nueva versión Sultana?

──Diremos que yo te compre en el mercado de esclavos y te presente a Mehmed, eso será más creíble.

──Por supuesto Sultana.

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Al día siguiente cuando desperté, pude ver a una elegante mujer caminar por el harem, pero no tenía ni la mitad de la elegancia de la Sultana Hurrem, tampoco era muy atractiva.

──Firuze.── Llamó la Kalfa a la mujer.── El Sehzade Cihangir la está esperando.

── Iré en un segundo, solo tengo que guardar algunas cosas.

La mujer se dirigió rápidamente a su habitación y salió de la misma manera, pero ahora caminaba como si se tratase de una Sultana, la dueña del harem.

Miro a las demás con inferioridad antes de irse a la habitación del Sehzade, algo me decía que esa mujer no era de fiar en lo más mínimo.