Sabemos que Hurrem tuvo 4 príncipes, y el candidato perfecto al trono era Mehmed, pero lamentablemente este murió, dejando el trono sin un candidato apto para él.
Pero...¿Que hubiese pasado si el no hubiera muerto? ¿Que hubiera pasado si cierta sult...
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Una semana había pasado desde que Mehmed y Kösem estuvieron en el palacio de Caza, ahora estaban en su palacio, a decir verdad nada había cambiado en lo más mínimo, salvo por la presencia de una nueva mujer en el Harem.
Una mujer la cuál se había hecho extrañamente cercana a Hurrem, lo cuál ere muy sospechoso, puesto que la mujer pelirroja no confiaba en nadie, salvo que fuera alguien que había estado mucho tiempo en su vida y que le había demostrado su lealtad.
Por lo que esta mujer era muy rara a los ojos de Kosem, algo le decía que en ella no se podía confiar.
──Fuiste feliz, tuviste una buena vida.──Alondra escucho la voz de Rafat.
──Pero es muy corta.──Onur temblaba como una hoja.
──Dije buena, no larga.──Rafat paso su brazo por encima del hombro de Onur.──No te preocupes, a lo mucho mamá te gritara.
──Pero Hande me odiara.
La circasiana miraba a los dos hijos del Sultán, analizaba su objetivo, era claro que Onur es el príncipe de la corona, alguien no muy fácil de deshacerse, más que nada por que Rafat se la pasaba pegada a él como un chicle.
"¿Y si me gano la confianza de Rafat podría acercarme a ese niño?" Fue el pensamiento de Alondra, pero era evidente, que la pequeña Sultana era más inteligente de lo que parecía, después de todo, ella era digna descendiente de los Sultanes Selim y Suleiman.
──¿Se te perdió algo?──Rafat apareció detrás de Alondra, asustándola.
──No mi sultana.
──Entonces deja de ver a mi hermano como si quisieras matarlo.
Alondra maldijo por lo bajo mientras hacia una reverencia, aun con la mirada de la pequeña leona, algo en Rafat le decía que tenia que contarle a su madre sobre esa criada, cosa que iba a hacer.
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