13. Fuertes Revelaciones.

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Kehe llevaba en su espalda a la pequeña niña, esta no dejaba de querer salirse de su agarre mochilero. Quería que Quil la alce, no su alfa.

—Kehe... Yo...

—No des disculpas falsas, que te conozco Kurai.—gruñó Kehe.

La niña hizo puchero en sus labios, termina arrimandose en el cuello y hombro de su lobo.

—Tks, sabes que si no intervenía no ibamos a salir ilesos. —dice la niña inmortal con voz susurrante.

—Por tus ojos vi que usaste uno de tus dones. Tienes sed y sabes lo que significa eso. —dice Kehe en forma pasivo agresivo.

—¿Ese color gris es de un don?—pregunta Quil curioso y asombrado.

—Si. Puedo manejar a mi antojo una situación que se nota a leguas que saldrá mal si no se sirnte un ambiente neutro. Por lo que al usarlo, los humanos mantienen una postura calmada y fría para entender la situación, el efecto secundario fue lo que viste en tu madre. —explica la niña con voz sin ganas al sentir el ardor en su garganta.

—El llanto... Por eso se derrumbó luego de echarnos... —dice cohibido Quil, ante la revelación.

—Su don es la neutralidad. Afecta externa e internamente al entorno. Es un don pasivo, como leer la mente o la telepatía emocional. Los vampiros los suelen tener al pasar la conversión.—procede a decir mas técnico y conciso, el nativo Kehe.

—Entonces... ¿Cuántos dones es capaz de tener un vampiro?—pregunta intrigado Quil. «debe ser una gran desventaja para nosotros los lobos, darnos cuenta que podria haber prodigios así»pensó preocupado.

—Los vampiros solo pueden tener un don. Porque el don proviene de la habilidad dominante y base que tuvieron en la humana. —contesta la niña inmortal cerrando los ojos y concentrandose en el aroma de su lobito, tenía hambre.

—¿Entonces porqué tienes tantos?—pregunta nuevamente Quil.

Ambos se dirigían a pie por el bosque hacia la playa, les había parecido mas oportuno ir y no levantar sospechas de esa manera.

—Porque te olvidas que ella es una raza nueva, de niños inmortales. Estos siempre tienen dones excéntricos.—dice Kehe, con obviedad.

—Perdón, no fue mi culpa no darte tu lugar, yo... —dijo enseguida Quil, con vergüenza y preocupación.

—Descuida, es normal que no utilices el termino como tal. Es tu vida y costumbre nunca supieron de la existencia de niños inmortales.—respondió despreocupada la niña inmortal, tampoco se sentía ofendida.

—Corrigiendo lo dicho. ¿Los niños inmortales cuántos dones pueden tener?—pregunta Quil esta vez con más detalle y mirándola de reojo.

Aun atendiendo su camino para no tropezar con las raíces de los arboles, y el camino de arena que se formaba duramente de manera irregular en el suelo. Ya anteriormente se había hecho raspones feos de pequeño al jugar con sus amigos a las escondidas.

—Ni vampiro ni niño inmortal puede tener mas de un don. —responde abriendo un ojo la niña, al sentirse observada, encontrandose con la mirada de Quil.

Quil al conectar con la mirada curiosa de su impronta, se asusta al ver que esta ya no era de color gris, sino rojo. Tras ello, casi se cae por culpa de que no vio una raíz en su camino. Kehe suelta una ligera risa.

—No seas niño, que no tengo nada para curar el caos de un raspón.

—Pero si yo me curo con facilidad por el gen. —dijo con vergüenza Quil.

—No hablo de eso, sino que esta niña tiene hambre. Si huele sangre, se ensuciará con la tuya. —explica apuntandola con su mano derecha. —¡mgh!... Kurai suelta mi dedo, niña loca.

La niña había agarrado a modo de juego el dedo de Kehe, para chuparlo y morderlo suavemente. Pero en cuando estiró el nativo su dedo, ella soltó y se escuchó el sonido del chupón.

—Oh, ¿Y me puede llegar a matar?—pregunta Quil sin entender.

—No sopenco. —dice Kehe con voz ronca.— Como es una niña, no sabe comer sin mancharse, y eso causaría malinterpretaciones en esta tribu. ¿Acaso quieres que nos ataquen los tuyos? Bueno, mas de lo que ya lo quieren. —expresa tratando de recomponerse en su voz.

—No... No quiero eso. Lo siento, aun soy muy nuevo en todo esto. —dice avergonzado. Pero se alivia al ver la playa a unos metros.

La niña aprovecha la concentración y distracción de Kehe, arrancando rapidez para tirarse directo al suelo y correr como loca al agua.

—Maldita sea, ¡Kurai! —blasfema Kehe totalmente exasperado. Pero entorna la mirada hacia Quil— ¿Que estas esperando? Una invitación? ¡Ve y evita que alguien la ataque!

Quil salta en su lugar, y asiente rapidamente al sentir la orden alfa en su tono de voz. Corriendo hacia la pequeña niña, la altura de esa niña era de 149cm y su velocidad no hacía justicia a esa altura.

Mientras Kehe se encuentra con un problema de joven hormonal, pensando como calmarse y pensar en frío, para no agravar su problema. Que su impronta haya hecho tales cosas con tanta inocencia muchas veces su propia mente se sacaba de onda con las reacciones instintivas que saltan a flor de piel por una caricia de su impronta.

Estaba en problemas si no se metía al agua fría y arreglaba todo, antes de cualquier posible malinterpretacion.

[...]

Niña Inmortal (Crepúsculo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora