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Si lo quieres o no, voy a aferrarme a ti

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Si lo quieres o no, voy a aferrarme a ti.

Jungkook Cover, 'Only Then'


Las mejillas de Jeongin se pintan de un leve rosa al ver lo que Christopher sostiene frente a él

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Las mejillas de Jeongin se pintan de un leve rosa al ver lo que Christopher sostiene frente a él. El pelinegro sonríe nervioso, lo que provoca que Jeongin ría un poco, ya que jamás había presenciado a un Christopher así.

Su cabeza no deja de repetirle que no caiga, que sea fuerte y que resista a los encantos de Bang. Pero Christopher es buen jugador, y en cuanto ve que el rubio intenta colocar una cara seria, para fingir que no provoca nada en él, sonríe mirando el suelo y extiende su mano.

¿Quieres ser mi novio, Yang Jeongin? —pregunta, la mano del menor es tomada por el azabache. Christopher está a punto de arrodillarse para ofrecerle el ramo de orquídeas, pero Jeongin es necio y se rehúsa a dejar que la situación sea tan fácil.

Tendrás que hacer más que ofrecerme flores, Christopher —el mencionado ríe, levantándose para sacar de la mesita de noche su segundo intento de pedir perdón.

Jeongin no puede dejar de revisar cada rincón del lugar al que llaman secreto, una pequeña sonrisa tira de sus labios al ver como el pelinegro ha decorado el cuarto. Mientras Christopher busca en la mesita aquel obsequió, el rubio posa su vista en las fotos que forman un corazón en la pared por encima de la cama.

Te esforzaste en esto, ¿no es así?

Bueno, tenía que prepararme para este día.

¿Tan seguro estabas de que querría venir?

No, me arriesgué.

Los pies del menor se cruzan aun estando de pie en signo de nervios, su cabeza se inclina cuando ve que el pelinegro vuelve a acercarse. Christopher lo rodea, parándose detrás de él, haciéndolo poner más nervioso.

La piel de Jeongin se eriza en cuanto siente como el pelinegro toma su cintura, sus manos se posan en las contrarias, frunciendo el ceño tentado a girarse para reclamar el tacto.

No te muevas —susurra el mayor detrás de él, retirando sus manos y pasándolas por encima de la cabellera dorada.

Los bonitos ojos miel del menor alcanzan a ver el collar que Christopher está colocando en su cuello. Una vez es abrochado correctamente, Jeongin vuelve a sentir esas manos en su cintura.

Christopher... —murmura, tomando el collar entre su mano para asegurarse de que el dije era lo que había visto; un anillo.

Escucha, Jeongin —pide en su oído, deslizando sus brazos alrededor de la cintura esbelta—. He pasado todos estos días tratando de pensar en otra cosa que no seas tú, pero me es imposible hacerlo. Mi vida no es el maravilloso cuento en donde el protagonista rescata a su príncipe de aquello que lo daña, probando su valentía y coraje, sino todo lo contrario. Mi príncipe me ha rescatado más veces de las que te puedas imaginar, me ha enseñado que no tienes que ser fuerte por fuera si por dentro te estás debilitando.

«Tengo secretos, secretos que no he compartido contigo, no soy quien realmente crees que soy.»

Quiso girarse, enfrentar a Christopher por las palabras que había dicho, pero el mayor no lo dejó. El pelinegro lo sostuvo en su lugar, apoyando la cabeza en su hombro luego de decir aquello, casi con miedo a dejarlo ir.

Necesito que mi príncipe vuelva.

Todo lo que el menor puede hacer es mantenerse callado, su garganta se siente apretada cuando Christopher sostiene su cintura con un poco más de fuerza. Lleva sus manos a las que reposan en su estómago y las acaricia con cariño, tratando de hacer que el mayor se relaje.

Suéltame —dice, tomando las manos para retirarlas, sin embargo, Christopher no cede—. Vamos, Christopher, no iré a ninguna parte.

Dame otra oportunidad, Jeongin —los ojos de ambos se encuentran cuando el menor se gira, aún con los brazos de Christopher sosteniéndolo. La mejilla del menor es acariciada por una de las manos del pelinegro. Jeongin no sabe qué hacer, su mirada se pierde en esos labios que tanto extraña, sus frentes se juntan y las manos del rubio se posan en la cadera del mayor—. Tomaré esto como un sí, haré las cosas bien esta vez, mi amor.

Y aunque el rubio aún no sabe sobre la verdadera razón por la que lo ocultaba, pronto se encuentra buscando el sabor de los labios ajenos. Porque sea como sea, Christopher es el único hombre al que quiere y mientras eso no cambie, el lugar de su corazón siempre será junto al pelinegro.

 Porque sea como sea, Christopher es el único hombre al que quiere y mientras eso no cambie, el lugar de su corazón siempre será junto al pelinegro

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