New Rules ☘ ChanIn

๑.* 13

Soy débil, ¿Y qué hay de malo en eso?
Chico, oh chico. Me encanta cuando caigo por eso.

– AJR, 'Weak'

A la mañana siguiente, Jeongin no se siente muy seguro de lo que pasó la noche anterior, su mente aún le juega en contra respecto a las palabras que el mayor le dijo.

¿Debería creerle?

Cepilla sus dientes con lentitud, mirando su reflejo en el espejo, una duda surge y se pregunta a si mismo qué de especial tiene para que alguien como Christopher esté a su lado.

Sus inseguridades se disparan, creando un lío sobre la verdadera razón del porqué el pelinegro lo ocultaba. ¿Y si era por qué no es lo suficientemente lindo?

Su mirada se posa en el collar que le ha obsequiado el mayor y suspira con pesadez, tiene tanto miedo de que sea como antes, que no quiere confiar.

En el transcurso de su casa al colegio no puede evitar recordar lo que pasó en aquel lugar, el haberse entregado nuevamente al azabache, pensar que cede tan fácil a las caricias que le otorga, el saber que es débil ante su persona, no quiere pensar en otra decepción.

—No me destroces más, Christopher —susurra viendo los autos pasar a través del vidrio, jugando con el anillo de plata en su collar. Ignorando por completo la mirada que le otorga su madre desde el asiento del piloto.

No le extraña sentir miradas sobre su cuerpo, bastante consiente está de que su nuevo estilo de cabello ha logrado llamar la atención de sus compañeros, sin embargo, nadie se acerca, a nadie le importa lo que haga un raro como él.

Sus clases transcurren normalmente, no ve a Christopher durante el receso, tampoco lo busca, no recibe ni un mensaje o llamada, su corazón duele. Christopher le ha mentido de nuevo.

—Jeongin, por aquí —la última clase ha sido concluida por el timbre de salida, Jeongin gira su rostro a la voz que lo ha llamado, encontrándose con el rostro angustiado de Seungmin.

El mayor espera por él fuera de su aula, el menor suspira triste.

—Hola, hyung.

—Jeonginnie, perdona por haberte dejado solo en el club. No me di cuenta cuando te fuiste, ¿estás bien? ¿No te pasó algo? —las palabras salen casi atropelladas, Seungmin lleva sus manos a los hombros del menor, moviendo su cuerpo para poder asegurarse de que no esté lastimaso.

Jeongin agacha la cabeza, liberando un pequeño sollozo que preocupa más al mayor, Seungmin lo atrae a su cuerpo, acariciando con parsimonia su espalda baja mientras el rubio se aferra a su camisa.

—Volví a caer, debí haber dicho que no.

—¿De qué hablas, Jeonginnie?

—Christopher, vo-volví a creerle —Seungmin separa su cuerpo para verlo a la cara en cuanto el nombre del azabache es mencionado. Frunce el ceño y limpia las pequeñas lágrimas que ha dejado salir su pequeño amigo, está molesto—. Me mintió.

—¿Qué fue lo que te dijo?

—Dijo que no nos ocultaríamos, que haría las cosas bien, soy un idiota —dice, tomando con fuerza el collar que lleva—. No debí entregarme a él, soy tan estúpido.

—No eres nada de eso, Jeongin. Deja de decirlo, yo soy el culpable por haberte dejado solo.

—No, hyung. Yo te dije que quería volver con él, esto es mi culpa.

Seungmin torce su boca viendo la imagen de un Jeongin destrozado, está a punto de hablar para reconfortarlo, pero su mirada se fija por sobre el hombro de su amigo.

Jeongin sigue tan triste que no se da cuenta de los murmullos que empiezan a aparecer, se mantiene de espaldas a lo que el mayor está observando, importándole poco.

—Sabía que no debía creerte, Christopher —susurra, tentado a quitar el collar de su cuello de manera brusca.

—Me duele que digas eso, bebé —la voz profunda de Christopher suena a sus espaldas, provocando que dé un brinco por el pequeño susto. Gira para enfrentarlo, limpiando rápidamente sus ojos—. ¿Por qué lloras?

—Tú... ¿Q-Qué estás haciendo aquí? —pregunta con asombro, pues Christopher jamás en su vida había entrado al edificio de los de grado inferior.

—Vine a recogerte —responde obvio.

Seungmin decide no sentirse confiado aún, así que, para poder hacerlo, se acerca de manera rápida a Jeongin para empujarlo hacia el azabache. Sonríe cuando el cuerpo de su amigo es sostenido por el mismo y entonces sus ojos se abren en demasía cuando ve lo que Christopher hace.

El pasillo se ha llenado de miradas curiosas, sorprendidas y celosas. Christopher está besando a Jeongin frente a todos en aquel pasillo.

—¿Puedes confiar en mí ahora, bebé?