Luego del partido contra Croacia, se suponía que ese descanso dado por el técnico debería hacerle sentir un peso menos, él especificó que debían relajarse y descansar, centrarse en otra cosa antes de volver al entrenamiento.
Sin embargo, ese sencillo plan le estaba costando bastante a Cristian. En su lugar de ingenuo, creyó que con la compañía de su esposa podría olvidarse de todo por un momento, trató de convencerse con que lo único que necesitaba para recomponerse era estar entre sus brazos, recibiendo sus besos donde más de una vez había encontrado su lugar.
Pero ese ya no era su lugar, ya no la necesitaba a ella, y tan sólo pensarlo causaba estragos dentro de sí, dejándole una sensación desagradable.
Se preguntaba qué había sucedido con él y sus sentimientos que no lograba entender del todo. ¿Por qué repentinamente todo había cambiado? De verdad necesitaba saberlo, antes de siquiera pensar en atentar contra aquello que estaba sintiendo. Para él era tan simple como aislarse y no dirigirle la palabra al dueño de sus nuevos sentimientos.
Eso no sería una opción en absoluto, pero tampoco lo era continuar reprimiendo el cómo se sentía.
—Hey —Karen tomó su mano y, además de sobresaltarse y volver a su realidad, fue entonces que lo notó: ya no era lo mismo, no le provocaba nada—, ¿estás bien?
Todo ese revoltijo de emociones que una vez le había hecho sentir se había esfumado, como si nunca hubiera estado ahí y aceptarlo era doloroso. Su historia con ella no se resumía a un amorío adolescente, no quería simplemente tirar sus años de relación a la basura. ¿Cómo podía explicarle algo así a la persona con la que había hecho su vida, a la madre de su hijo?
Su cuerpo tembló ligeramente en cuanto dejó salir un pesado suspiro, sintiéndose desganado, sin energías, sin el coraje suficiente para decirle que no, no estaba bien. Necesitaba desconectarse de todo para encontrar su paz, y justo en ese momento, no era posible. No con una final por delante y estando a un paso de conseguir la gloria eterna.
Finalmente, dándose los ánimos necesarios, le dirigió la mirada. Juraba que sus ojos brillaban, denotaban su cansancio y las ganas de que todo terminara, las ganas de llorar para dejar ir todo eso que tenía acumulado quién sabe hace cuánto.
—Sinceramente no, no estoy bien —se animó a confesar.
Karen miró a su compañero y estudió sus ojos, profundos y oscuros; había algo en ellos, algo que ella no sabía descifrar.
O al menos, quería creer que no sabía.
En ese último tiempo, en más de una ocasión había notado la actitud ajena, se había dado cuenta que se encontraba perdido y en un principio creyó que se debía tanto a los entrenamientos como a los partidos, por demás estresantes y pesados, pero cuando Cristian ya no reaccionaba de la misma forma cuando se trataba de ella, fue que se dio cuenta que había algo más. Algo que ni él mismo podía controlar.
Cristian ya no la miraba de la misma manera, y aunque costó, terminó por aceptarlo en silencio, dándole su espacio para que estuviera decidido y listo para contarle qué sucedía.
Eso no había comenzado ahí, llevaba ya su tiempo, bastante considerable, deteriorándose y cambiando con cada día que pasaba.
Por supuesto, no había sido fácil para ella tener que ver cómo todas aquellas muestras de afecto que alguna vez fueron total y exclusivamente para ella, ahora le pertenecían a alguien más.
Karen no se hacía ideas erróneas, no trataba de convencerse con que su cabeza le estaba jugando una mala pasada, no era tonta; sabía que Cristian se había enamorado de ese simpático asiático y no era su culpa; lo entendía.
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Imposible
FanfictionCristian Romero no quería aceptar los sentimientos encontrados hacia su compañero de equipo, siquiera sabía cómo interpretar lo que sentía y lo que le pasaba al tenerlo cerca o escuchar su voz. Son Heungmin no quería enredarse en relaciones ni nada...