Prólogo

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Aquel dolor abrasador empezaba por mi abdomen y se iba esparciendo, la sangre bañaba mi camiseta y mi gabardina negra, conforme respiraba sentía más dolor y más pesadez; pero aquel cúmulo de sensaciones no se comparaba a aquellos ojos marrones que me miraban con temor, su rostro se bañaba en lágrimas, la sangre que corría en forma de hilo por sus rodillas y su labio inferior empezaba a secarse, sus muslos tenían moretones de a montón, todo esto lo provoqué yo...

-Mierda Verónica... - respiré pesadamente, el dolor aumentaba a cada segundo, me lo merecía - ... ¿sabes?, estoy dañado... tan dañado, pero tu no eres irreparable - caminé hacia ella, retrocedió con temor, y yo era la razón, extendí mis brazos: - Dámela, debes ah... - sangre salió de mi boca - quedarte por aquí, hacer que todo mejore - su agarre en la bomba se suavizaba, estaba funcionando - porque me has derrotado justamente - le sonreí tratando de mantenerme en pie, me dio la bomba con cuidado, sus manos temblaban y me miró, esa mirada, no la volvería a ver jamás, tomé la bomba con fuerza: - ahora, por favor, retro.. retrocede - dio unos pasos, no era suficiente, así ella moriría, y no lo merece, yo sí - un poquito - retrocedió - no sé lo que esta cosa hará, desearía que... me hubieras besado, y aunque te dañé quisiera que me extrañes, no lo merezco pero... te lo pido por favor Verónica yo...

- Te adoro - se lo dije de corazón -Cambiaré  mi vida por la tuya...

Espera...

- Y cuando desaparezca...

No de esta manera...

-Limpia el desastre por mi...

Tomé aire, la agonía era demasiado, pero ¿según el sapo la pedrada, no?, mi cuerpo iba a colapsar, encendí la cuenta regresiva de aquella monstruosidad que había creado, sonaba al compás de cada segundo, cada pitido representaba una risa del destino y cada lágrima suya un momento más que hubiera deseado haber pasado junto a ella, la miré por no se cuanta vez más, sus piernas estaban débiles y tenía las manos en su pecho, sus hermosos ojos, esos en los que me perdí desde el primer día en que la vi, estaban llorosos:

-Nuestro amor es Dios

00:07

-Nuestro amor es Dios

00:05

-Nuestro amor es Dios

00:03

Ella no lo repetiría...

-Dile hola a Dios

Cerré los ojos con fuerza esperando el final, pero en lugar de eso pasó algo completamente diferente. Una llamarada de calor inundó mi cuerpo lastimado, sentí como si estuviera siendo absorbido por las mismísimas llamas del infierno. Estaba hecho. Mi cuerpo salió disparado hacia no sé donde, rodé y caí boca arriba, seguía abrazado a los desechos de la bomba que yo mismo construí, mis pesados ojos se abrieron poco a poco, veía naturaleza, supuse que había aterrizado en un bosque cerca de Westerburg o alguna estupidez como aquella, miré mis brazos, estaban cubiertos de quemaduras, la herida de bala palpitaba y sangraba furiosamente mientras sudaba cada vez más, extrañamente no tenía dolor después de la estrepitosa caída más que el del impacto de bala. Genial...

En lugar de una bomba había construido unos fuegos artificiales/cohete propulsor, posiblemente mortal, ahora mi agonía estaría pospuesta hasta que la herida de bala me terminara de desangrar o que viniera un lobo y me convirtiera en su cena. Aunque mi aparato fallido no me impresionaba tanto como el no haber perdido alguna extremidad o... el estar vivo. Intenté incorporarme, lo cual se vio interrumpido por el descubrimiento del siglo: el por qué no sentí dolor. Doblemente genial.

Ahora estoy paralítico

Eso explicaba muchas cosas, intenté maldecir en voz alta cuando sangre salió de mi boca de a montón, era tarde para maldecir, eran mis últimos instantes en este mundo, soltaba quejas de dolor, el cual si antes era insoportable ahora podía desmayarme por su magnitud, empecé a gritar por el mismo, mi garganta se cerraba hasta que no pude hacerlo más, soltaba suspiros pesados cargados de sufrimiento, si creía que mi castigo estaría en el infierno ahora confirmo que se puede vivir el infierno en vida.

Mi vista se nubló, mi cabeza dolía como el demonio y mi respiración se volvió errática, con esfuerzo y leve, a punto de apagarse, las personas normales hubieran elevado plegarias para ir al cielo, en mi caso ni siquiera me sabía una así que estaba decidido desde hacía varios años que iría al infierno.

Sonidos de pasos y una luz que atacó mis retinas me sacó por un momento de aquellos últimos instantes...

740 palabras

Hola gente, aquí me tienen con una nueva historia, tal vez no actualice tan seguido pero lo intentaré, e intentaré hacer capítulos más largos ¿ok? espero disfruten

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Y si... ¿Aún sigo dañado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora