𝗠𝗢𝗢𝗡𝗟𝗜𝗚𝗛𝗧 |
𝐂𝐋𝐄𝐎 definía su vida como una leyenda mal escrita.
Aparentaban ser la familia perfecta, pero Cleo sabía que no era así, solo era una fachada, que ella misma destruyó cuando vino al mundo, lo cual la hace sentir culpable. S...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La música de Bruno Mars inundaba sus oídos mientras trotaba, una brisa por su lado la hizo fruncir el ceño, fue entonces que la pelinegra aumentó el ritmo de su trote alcanzando al chico que corría enfrente suyo.
Cleo le sonrió burlona y miro su reloj digital en el que se mostraban las pulsaciones de su amigo y de ella al correr.
—¡Venga Thorpe! ¿Acaso no puedes seguirle el paso a esta lobita? —Dijo burlona Cleo, mirando a Xavier quien la miraba con cara de pocos amigos.
—Estás haciendo trampa. No pienso discutirlo, tú tienes ventaja, lo olvidas? —Respondió jadeante mientras corría.
—Excusas, Thorpe. ¡Excusas! —La chica paro en seco cuando la música en sus airpods dejo de sonar por una llamada entrante de su prima que no tardo en contestar— Oye Thorpe, me llaman. Para un segundo.
El chico asintió recargándose en un árbol mientras bebía agua de su botella y sujetaba su cabello nuevamente.
—¡Hola Cachorra! ¿¡Que tal!? —Enid al otro lado de la línea sonrió ante el apodo de su prima.
—Leo tenemos un problema! —Exclamo mientras veía como la directora cerraba la puerta después de darle el comunicado.
—¿Que? No, espera no me digas... ¿Se te acabo la pinta uñas de color rosa flamenco? —Pregunto divertida mientras Enid gruñía en la línea—Oye Cachorra, bájale dos. ¿Qué pasa?
—Tendré una nueva roomie! —La rubia no tardo en gritar llena de nervios.
—Estarás bien... Oye no espera. ¿Weems acaba de desalojarme? —Exclamo indignada mientras una risita se le salía a Xavier por las caras que hacia Cleo mientras hablaba por teléfono. —Esa perra...
—¡Cleo! / ¡Lenguaje!
La pelinegra hizo un puchero cuando Enid y Xavier la regañaron.
—No se crean Steve Rogers conmigo, eh. Me gritan un poco más fuerte y me quedo sorda.
—Cleo necesito que te tomes esto enserio.
—¿Cuándo me he tomado yo algo enserio, Enilda? —La rubia abrió la boca indignada por el apodo para nada gracioso de su prima y le gruño. —Ay, me insultaste feito. No importa, iré para allá en un segundo, claro, todo está en si Xavier puede seguirme el paso.
—¡Oye!
—Nos vemos allá, cachorrita.
—No tardes, literalmente estoy muriéndome de nervios. —La pelinegra hizo una mueca sin sentido, "ósea ¿Por qué está nerviosa? Exagerada" pensó en su mente. Finalmente colgó y le extendió la mano a su amigo para ayudarlo a ponerse de pie.
