v. Sadness

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𝒗. 𝑻𝒓𝒊𝒔𝒕𝒆𝒛𝒂

Cleo suspiro por tercera vez en el día

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Cleo suspiro por tercera vez en el día. Yoko había estado preguntándole a la cobra un montón de cosas. Xavier aun no se iba, se hecho se quedo a su lado mientras Yoko y Enid hablan con el animal.

—Xavier. —Llamo en voz baja, para evitar miradas chismosas por parte de Enid y Yoko. El castaño la miró de inmediato. —Ibas a decirme algo, antes de que Yoko y Enid vinieran. ¿Qué era?

Tenia curiosidad, el chico se quedó estático sintiendo la mirada insistente de Cleo. Suspiro para después negar con una pequeña sonrisa.

—Nada importante. —Responde de la misma manera, a lo que Cleo cierra los ojos tratando de encontrar paz.

Y luego un portazo se escuchó, alertando a los amigos de la chica en la camilla. Era Alex, seguido de sus demás hermanos. Xavier se puso de pie inmediatamente protegiendo a Cleo. La cobra hizo sonar su cascabel en signo de advertencia. Enid y Yoko hicieron lo mismo que Xavier.

Alex fue el primero en hablar:

—¿Cleo está bien? —Pregunta suavemente. Los hermanos mayores se asomaron por los lados con una pizca de interés en su mirada. —No vine a causar problemas. Solo quiero saber que sucedió con mi hermana.

Enid, con su sangre hirviendo se puso enfrente de Alex.

—¿Ahora te importa? —Pregunta rencorosamente. —Cleo nunca les importo a ustedes, están aquí por puro interés y apariencia. ¡Largo!

—Enid, por favor. Es mi hermana. —Repite Alex.

—Era, Alexander. Ahora soy una desconocida para ti. Si me preguntan, voy a negarme. Es repugnante compartir sangre contigo, con todos ustedes, de hecho. —Interrumpe Cleo, poniéndose de pie, utilizando a Xavier como soporte. —Lo único que compartimos en un maldito apellido.

Escupe sin sentimiento alguno, pero solo una persona en la habitación sabia que a Cleo le dolía decir aquello. Xavier Thorpe.

—Cleo.. Cleo no seas así, por favor. Fue un error, vinimos a disculparnos. —Ruega Alex, con sus ojos cristalizados. Le dolía ver que Cleo ni pestañaba ante ello, y su frialdad era como un cuchillo de plata en su corazón.

—Yo hice lo mismo. Pedí perdón, rogué. Solo me gane su desprecio, el odio de mamá, el de la manada y el de la abuela. ¡Ya no tengo familia! ¡Lárgate de una vez! —Grita con fuerza. —Hubiera preferido mil veces que la estatua me matara a seguir viva soportar el hecho de que comparto sangre con todos ustedes. A puesto que eso seria genial para ti, ¿No es así, Erick, Albert, Patrick.. Alex?

Dice con rencor. Los cuatro hermanos mencionados no sabían que decir, pero el único que estaba al borde del llanto, era Alex.

—Cleo, yo nunca te he traicionado, por favor perdóname. —Ruega nuevamente.

—Amigo, Cleo ya no quiere ni verte. A dicho que te vayas. Todos. —Habla esta vez Xavier al ver que Cleo ya no era capaz de formar palabra alguna. —Yoko, Enid, ¿Por qué no los acompañan a la salida?

Las mujeres asintieron de acuerdo, seguida de la serpiente. En el momento que la puerta de la enfermería se cerró, Cleo partió en un fuerte llanto mientras Xavier, quien ya se esperaba eso, la abrazo fuertemente acariciando su cabello mientras ella se aferraba a él y soltaba sollozos fuertemente.

—Llora, grita... Has lo que tengas que hacer, Cleo, yo estoy contigo y jamás te dejare. —Murmura el castaño mientras Cleo seguía allí soltando el llanto que había aguantado por años.

—¿Por qué no pueden quererme tal cual soy? —Pregunta Cleo, entre lágrimas.

—Tu eres perfecta tal cual, como estas, Cleo. Ellos son los que tienen que cambiar. —Y luego Xavier siente el silencio. Para después cargar a Cleo inmediatamente quedando inconsciente. —Gracias.

—A pesar de las peleas que tuvimos, siempre será mi mejor amiga y odio verla así. No quiero que vuelva a su depresión. —Habla Bianca, dejando la jeringa de la anestesia a un lado de la mesita de noche.

—No quiero imaginarme como será el día de la familia. —Suspira Xavier con tristeza dejando a Cleo en la camilla, cubriéndola con una manta.

—Estaremos con ella, no te preocupes.

—No pienso abandonarla.

—Lo sé.

Capitulos cortos, sorry

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Capitulos cortos, sorry...

Pero pronto hay maratón. 

𝐌𝐎𝐎𝐍𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓 | 𝐗𝐚𝐯𝐢𝐞𝐫 𝐓𝐡𝐨𝐫𝐩𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora