Definición de Amor | IruAzz

05| Pista 4

Si Alice pudiera describir a Iruma, tendría que usar demasiadas palabras. Palabras de todos tipos y significados, pero si le dieran a elegir un par de ellas seria, un mar azul, porque el amor que le tenía a Iruma era demasiado que no sabía cómo podría descifrarlo o como describirlo.

Iruma es la clase de persona que da amor a todas las personas que conoce, sin embargo, él sabe que eso le ha llevado a desamores que han desarmado al peli-azul, por ello, él desea ser la excepción, demostrarle que puede tener todo el amor del mundo porque es una persona que lo merece.

Sabe que no le alcanzará la vida para demostrarlo, pero hará todo lo que este en sus manos para poder lograrlo, lograr darle todo el amor que tiene, porque es su persona, su lugar seguro, su mar de emociones que no sabe cómo describir, aquel cielo azul que ilumina su vida e incluso su día a día. Él es esa clase de persona y por todo ello quiere dar lo mejor de sí, porque Iruma siempre merecerá todo lo bueno y lo mejor del mundo.

El siguiente destino de Iruma era un campo de flores, al cual tardo un par de horas para poder llegar, ya que se encontraba a las afueras de la ciudad. Al llegar pudo apreciar el gran mar azul que se encontraba en el lugar.

Ese lugar le encantaba demasiado, ese campo de flores era uno de los más famosos de la ciudad por el tipo de flor que cultivaban, aquellas que florecían todo el año y más en primavera.

"Baby Blue Eyes" como era conocido por los residentes, ocupaban un gran número de hectáreas del lugar. También podían encontrar otro tipo de flores, pero aquellas en especial las amaba y todo porque Alice le mencionaba en incontables veces que esas flores le recordaban al azul de sus ojos, también porque en algunas ocasiones le regalaba pequeñas macetas con esa flor, las cuales hasta la fecha seguía conservando.

—Sabes — hablo de la nada Alice mientras se encontraban en aquella noria o rueda de la fortuna, aquella enorme atracción que le ayudaba a ver todo el enorme campo pintado de azul.

Su mirada estaba fija en Iruma, admirando su cara la cual demostraba fascinación por la vista que en ese instante tenia. Iruma al escucharle, volteo a ver al peli-rosa.

—Estas flores me recuerdan al azul de tus ojos — de la nada un enorme sonrojo apareció en las mejillas del contrario, quien no encontraba las palabras correctas para responder.

—¿Debo decir gracias? — pregunto el peli-azul.

—Es un cumplido y lo que siento cuando las veo — respondió — no tienes que decir gracias, tampoco tienes que responder si no lo deseas — continuo, ahora tomando una de las pequeñas manos — no puedo obligarte a aceptar mis cumplidos, si algo no te gusta dímelo y tratare de no hacerlo — el más bajo solo pudo asentir a lo dicho, por el contrario.

Dieron un par de vueltas en aquella atracción para después bajar y seguir con su camino.

Iruma después de caminar por algunos minutos pudo encontrar su siguiente pista, la cual se encontraba en la noria, al llegar uno de los trabajadores del lugar se lo entrego mientras le dedicaba una cálida sonrisa, pues conocía al chico, ya que siempre iban al lugar.

Iruma comenzó a leer la hoja de papel.

Preciado Iruma,

Veo que ya llegaste hasta el campo de flores que me recuerdan a ti. Como siempre te digo, aquellas flores me recuerdan mucho a ti, a tus ojos y es tan grande como el amor que te tengo, creo que no se compara con el amor que siento por ti ¿O sí? No lo sé, creo que no lo puedo comparar.

Ya casi terminamos con este recorrido, me imagino que te encontraras cansado por dar muchas vueltas por toda la ciudad, creo que debí quitar algunos lugares para que llegaras a mí lo más pronto posible, no puedo creer que han pasado algunas horas lejos de ti y ya siento que te extraño.

No quito más tiempo, te dejo la siguiente pista en donde nos encontraremos.

"Amo la forma en la cual me besas, esos besos que saben más dulce que la miel, el número sigue siendo el mismo, te espero en el lugar en donde culminamos nuestro amor de la forma más bella posible."

Con amor y siempre tuyo,

Alice.

Un notable sonrojo ocupo todo el rostro de Iruma para después con rapidez guardar la nota y despedirse con una pequeña reverencia del trabajador y tomar rumbo a su nuevo destino.