YES TO HEAVEN

6

RECUERDOS

Izuku mira en silencio como Katsuki entra a la habitación cargando unos cuadernos de diferentes colores.

No le da tanta importancia y vuelve a mirar por la gran ventana, siguiendo con la mirada una bandada de pájaros volar hacia algún lugar que desconoce.

Se ven tan libres...

Sale de su burbuja cuando siente una mirada sobre el, gira su rostro y ve al rubio sentado enfrente suyo, con la mesa donde le suelen dejar su comida repleta de los cuadernos de colores, los cuales resultan ser en realidad álbumes.

— Bien, hoy vine para mostrarte fotos que probablemente no recuerdes y no sabías de su existencia.

Izuku no dice nada nuevamente, solo mira curioso los llamativos colores de aquellos "cuadernos".

— Iniciemos por este — dice, alzando un álbum de color naranja.

Con cuidado abre el álbum y le muestra las primeras dos planas, apuntado con su dedo una foto en especial.

— Está fue la primera vez que nos vimos, estabas llorando y yo solo te extendí la mano, la aceptaste sin importar que no me conocías... Oh — apunta otra foto. — Está la tomó la vie- mi madre, se supone que haríamos una pijamada, pero nos terminamos durmiendo a las 8 porque me molesta dormir muy tarde.

El resto de la tarde Katsuki se dedicó a mostrarle foto por foto a Izuku, contando el contexto detrás de cada una.

A Katsuki no le importaba si Izuku no decía nada, le bastaba con saber que al menos tenía su atención y parecía interesarle saber la historia detrás de las fotos.

— Oh... Ya es tarde, deberías tratar de dormir — con cuidado intenta cerrar el álbum, pero la mano del pecoso se lo impide.

Katsuki se sorprende ante aquella acción, por lo que vuelve a abrirlo. Izuku apuntaba una imagen, la última de ese álbum.

— Está foto... La tomé yo.

Izuku la ve atento, como si buscará algo en ella. Sus ojos se cierran un poco y después aparta su dedo y desvía la mirada.

En cambio el rubio solo se queda mirando la foto, con una sensación extraña instalada en su pecho.

En la foto, Izuku está manejando la bici con Mahoro sentada en la cesta de esta, ambos sonriendo en grande, mientras que el los esperaba junto con Katsuma.

Es una de sus fotos favoritas, una de las cuales jamás pensó mostrarle a Izuku.

Ahora se arrepentía de eso, porque ahora Izuku no reaccionaría con una sonrisa estúpida y le pediría una copia.

Ahora solo tenía que conformarse con que el pecoso la viera de manera neutral para después continuar viendo el cielo.

Solo le quedaba eso, conformarse con saber que al menos Izuku estaba ahí, o al menos una parte de él.

Para Katsuki es triste ver cómo Izuku se duerme por un corto tiempo, para después levantarse exaltado, sudando, con su respiración errática y sus manos temblando.

Es triste verlo caminar de un lado a otro, murmurando cosas que le cuesta entender y después, en el momento menos esperado, verlo intentar romper la gran ventana.

Al ver esto Katsuki se cuestiona si en un principio la ventana podía soportar tales golpes, preguntándose que haría Izuku si puediera romperla.

Su cuerpo tiembla ante las posibles opciones y se levanta del sofá, caminando despacio hasta donde Izuku se encuentra gritando y golpeando la ventana.

— Izuku... Esta bien, respira... Vas a lastimar tus manos si sigues así, vuelve a mi... — por un momento, un corto instante, Katsuki cree ver a Izuku reconocerlo.

Como si el pecoso tuviera momentos de lucidez donde vuelve a ser el mismo, o al menos eso intenta.

— Si... Eso es, respira, ignora cualquier pensamiento, voz o recuerdo malo, concentrate en mis ojos... Una vez me dijiste que te gustaban, ¿recuerdas?

Izuku regula su respiración y frunce sus cejas de manera interrogante, perdido en esos ojos rojizos que extrañamente le recuerdan a un atardecer.

Los ojos de Katsuki son como un atardecer eterno que lo ayudan a olvidar momentáneamente su dolor.

si, a veces los ojos de Katsuki me recuerdan a los atardeceres rojos, pero de esos rojos bien intensos, de esos que te hacen querer mantenerlos por siempre.