Katsuki decide pelear al lado de Izuku, quedándose junto a él en ese infierno que parecía no tener fin.
°DekuBaku
Huevoooss, mi historia, si hay alguna parecida pues mera coincidencia, esto nació a base de sobredosis de medicina y unas buenas cancio...
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— Te amé la primera vez, te amaré la última vez... ¿Comprendes lo que siento? — susurra con una sonrisa que cada vez se vuelve más borrosa. — Te amaré por siempre... — es lo último que escucha antes de caer dormido debido al cansancio.
A media noche, cuando aún el cielo sigue pintado de negro azulado, Katsuki despierta adolorido y nervioso. Mira el techo, tratando de enfocar su vista, con una creciente confusión al sentir el frío viento golpear su rostro siendo que está en una habitación cerrada.
Una maldita habitación donde la única fuente de frío es el aire acondicionado, el cuál no está prendido.
Algo no se siente bien y por eso reacciona de golpe, obligando a su visión a recomponerse y casi saltando de la cama con la ropa de Izuku puesta.
Su mirada pasa de confundida a preocupada en un instante, sus manos tiemblan y sus ojos recorren toda la habitación en busca de Izuku. Con pasos lentos y dolorosos camina hasta el gran ventanal con un calor y humedad envolviendo la planta de sus pies, acariciando con sus dedos el vidrio roto, presionando cada vez con más fuerza hasta sentir la sangre deslizarse por su muñeca.
Izuku se fue.
Dijo que lo amaba para luego huir y dejarlo solo.
Es su grito lo que llama la atención de las enfermeras, que entran aterradas a la habitación con sedantes para Izuku. Más grande es su horror al darse cuenta del ventanal roto y ver a Katsuki de rodillas con sus manos, pies y rodillas sangrando por el vidrio roto.
Lo siguiente que se escucha en los altavoces de la clínica es el comunicado de un paciente altamente peligroso prófugo, y en los teléfonos de los profesores y director el nombre de Izuku con una alerta de búsqueda.
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Aizawa es el primero en llegar a la habitación, encontrándose con las enfermeras que miran por el ventanal roto. En sus rostros se ve el miedo y preocupación lo cual solo lo alerta el doble.
Temeroso camina hasta donde se encuentran paradas las mujeres, su pulso está acelerado y no puede controlar su respiración. Con el corazón latiendo de manera desenfrenada mira por aquel vidrio, suspirando de alivio al no encontrar ningún cuerpo en el suelo.
