Ser tuyo

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El repiqueteo del aceite caliente y el sonidos de las aves lo despertó de su profundo sueño, parpadeando algo desorientado y somnoliento se estiró en la cama bostezando silenciosamente.

Hacía mucho que no dormía así de bien.

El aroma a huevos revueltos hizo gruñir su estómago y fue ahí que descubrió que moría de hambre, no había comido nada el día anterior así que era evidente que estaría hambriento.
Se acercó a la orilla de la cama aún algo adormilado y se colocó unas pantunflas más grandes que sus pies, suponiendo que Luzu las había dejado para él.

A paso lento y torpe se acercó a la puerta, abriéndola lentamente y saliendo de la habitación en busca del castaño, que estaba de espaldas a él canturreando y agitando una cuchara sobre un sartén. Sonrió por inercia y se sentó en uno de los bancos de la vieja y desgastada barra de mármol, admirando en silencio como los músculos de Luzu se marcaban en cada movimiento.

-¿Dormiste bien?- la voz ronca del mayor lo hizo sobresaltar.

-¿Cómo tu-

-Te olí.- dijo frunciendo la naríz pero sin despegar la vista de lo que estaba haciendo.- Por alguna razón, puedo olerte.

Ladeó la cabeza confundido e hizo como que se olía a si mismo, él no podía oler nada, aunque si se lo preguntaban, el aroma de Luzu era más fuerte que de costumbre.
Vio al castaño apagar el fuego, para sacar dos platos y servir la comida dejándolos en la barra, le dedicó una sonrisa y se dio media vuelta tomando dos tazas de café ya preparadas.

Quackity, hambriento no dijo nada más y probó un bocado, sintiendo como su estómago se lo agradecía. Ronroneo gustoso y comió sin parar hasta que sintió que no podía más, agitando sus pies contento y meciéndose en el banco ante la mirada divertida del castaño.
-Entonceeees, ¿puedes olerme?- bebió de su café enfocando la mirada en Luzu.

-Sí, ¿estás seguro de que no estoy hablando con Q?

Quackity frunció el entrecejo y dejó la taza en la barra de forma brusca.

-Seguro, Luzu.- gruñó, y cerró los ojos cuando su cabeza dio una pequeña punzada de dolor.- No vuelvas a mencionarlo, ese idiota se regocija al escuchar su nombre salir de ti.

Luzu se encogió en su lugar y estiró su mano, jugueteando con los dedos nerviosos de Quackity.- Lo siento, solo quería asegurarme.- acercó la mano del pelinegro a sus labios y dio pequeños besos en la punta de sus dedos.

-¿Estás tratando de seducirme?- mordió el interior de su mejilla tratando de reprimir una sonrisa tonta.- Porque está funcionando.

-¿Esto?- continuó con los besos ahora en la palma de su mano.- Para nada, Quacks, no es un intento de seducción.

Quackity ronroneo al sentir los labios sobre su piel, se sentía más sensible al toque del mayor; tal vez era porque estaban completamente solos en aquel lugar.

Sin que nadie los interrumpiera.

-¿Quieres hacer algo hoy?- subió los besos hasta sus dedos una vez más y el pelinegro solo se estremeció.- ¿Quieres salir a hacer las compras conmigo?

Quackity asintió.

-Y después tal vez podríamos ver el atardecer juntos.- rozó con la punta de la lengua su piel y el menor reprimió un jadeo mientras apretaba los muslos.- ¿Qué te parece?

-Me encantaría...

Luzu sonrió soltando su mano para terminar de comer.
Y Quackity solo se encogió en su lugar, tratando de mitigar la erección que había aparecido por accidente.

TASTE OF ME | LUCKITY OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora