Desayuno en la cama

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Por la mañana, Piper no podía creer que se hubiera dormido de inmediato después de lo que había pasado, ni siquiera soñó nada, se encogió y quiso volver a meterse bajo las sábanas regañándose mentalmente. ¿Cómo pude actuar de esa forma? ¿Cómo pude llorar en el hombro de Alexandra Vause y aferrarme a ella como una niña asustada? si mente no dejaba de atormentarla.

Fue la angustia por la que estaba pasando, si, eso fue, se disculpó a sí misma; y pensar que todo mi sufrimiento había sido en vano, cuando Alex nunca tuvo la intención de que me fuera, realmente quería que me quedara... ¿Porque su madre la necesitaba? ¿Qué importaba por qué? Se preguntó con impaciencia tratando de desechar su tonta necesidad de creer que ella al fin se había dado cuenta de que era inocente y que estaba equivocada, pero una mujer como Alexandra Vause nunca reconocería su error, ella era fría y distante. ¿lo era? De nuevo se preguntó.

Recordó cómo la había besado y que esa vez no había nada que nublara su entendimiento... Ella había respondido a su beso, recordaba haberle rodeado el cuello con los brazos y todavía podía sentir la suavidad de su cabello entre sus dedos. ¿Cómo iba a poder mirarla a la cara de nuevo? Bufo tapándose el rostro con la sabana.

Se enderezó en la cama al oír que alguien llamaba a la puerta.

—¡Dios santo! Esperaba que no fuera Alex, no podría soportarlo, sin embargo, cuando la puerta se abrió y entró Galina con la bandeja del desayuno, su primera reacción fue de desilusión.

—Alex dijo que estuvo trabajando hasta muy tarde anoche; que todavía la encontró despierta cuando ella llegó y ordenó que se quedara en cama esta mañana y que le trajera el desayuno.

—¡Oh, no! . Piper estaba consternada, tanto por lo que debía pensar Galina de ella, como por su propia reacción de culpa, su preocupación por ella no encajaba con la imagen que tenía de Alex...

Era curioso lo fácil que se había deslizado la duda en su mente, como si en el fondo quisiera creer que ella tenía otra faceta en su carácter, con pánico descartó sus malos pensamientos y comentó:

—Pero la señora Brown me está esperando abajo... Galina dejo la bandeja en la mesita.

—Todavía no, hoy está descansando, así que no necesita apresurarse, Ah, y Alex también me indicó que había dispuesto que una persona viniera a verla, creo que está relacionado con una computadora.

—¿Entonces ... ya se ha ido? Alex... la señorita Vause, señora Galina, ¿por qué es su apellido diferente al de la señora Brown? Preguntó en un impulso.

—Bueno, la señora Brown ha usado el apellido de su segundo marido para sus obras de caridad, Alex usa el apellido de su padre, el primer esposo de la señora, a veces esto provoca algunas confusiones, ella es abogada, ¿lo sabía? Preguntó, sin darse cuenta de la súbita palidez de Piper. —Trabaja demasiado, igual que su madre; siempre se preocupa por gente que no vale la pena, termine su desayuno. Le advirtió, antes de abrir la puerta.

Desayunó en la cama. La estaba mimando y por órdenes de ¿Alex? ¿Qué pensaría de ella, al cubrirle de lágrimas como lo hizo? Era raro que ella actuara así, se estremeció recordando cómo permitió que Alex la consolara, cómo se tranquilizó con el sonido de su voz y por el hecho de estar cerca de ella. ¿Pero por qué? ella era su enemiga, la odiaba.

Se apresuro en beber su té, ya había desperdiciado demasiado tiempo pensando en Alexandra Vause; no iba a perder más....

La representante de la compañía de computadoras llego después de la comida, era una joven atractiva, un poco mayor que Piper, quien de una forma sencilla y breve les explicó lo mucho que el equipo les facilitaría el trabajo, pero la señora Brown no era fácil de convencer, si aceptaba que instalaran la máquina, Piper tendría que hacerse cargo de ella.

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