Solo Besame

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¿Qué era lo que le sucedía? ¿Por qué no quería salir con Walter? ¿Tendría algo que ver el hecho de que no era Alex?......



—¿Está segura de que no le importa que yo salga por la noche? Preguntó Piper a Diane con ansiedad. No era la primera vez que se lo preguntaba y Diane la miró frunciendo el ceño.

—Piper, creo que Rachel no se sentiría nada halagada si te oyera, claro que no me importa, querida, será la primera noche que salgas desde que empezaste a trabajar conmigo, ¿Dónde te llevara a cenar? ¿Lo sabes?

—Creo que en el Weisses Rossli.

—Una excelente elección. Rachel quiere lucirte, todos los que se sienten de alcurnia en Suiza cenan ahí y ella no es la exepcion. Explicó. —¿Qué vestido te pondrás? Sólo tenía un vestido que podía ponerse... el nuevo que había comprado.

—Solo tengo un vestido Diane. Le dijo rodando los ojos.

—Perfecto, anda ve a cambiarte, por mi no te preocupes yo saldré con unos amigos. Piper se arregló de mala gana, sentía que de alguna manera Rachel podría ilusionarse con ella, al menos se iría tranquila, no dejaría sola a Diane, ella dijo que saldría con unos amigos.

¿Cómo era posible que la paz y la tranquilidad que esperaba encontrar en Suiza se hubieran vuelto monotonía y aburrimiento? ¿Cuándo empezó a darse cuenta de que hacía comparaciones entre Rachel y Alex? y Rachel salía perdiendo. Ella era una buena chica, bondadosa, considerada, el tipo de mujer en quien podía confiar, sin embargo, comparada con Alex... ¿Pero por qué tenía que compararla con Alex? ¿Qué hacía ella pensando en Alex?

Fastidiada de sus pensamientos, se subió la cremallera del vestido y se paró frente al espejo para examinar su imagen, estaba igual que en la tienda; la elegante tela azul iba bien con su color, la prominencia de sus senos asomaba por el provocativo escote con discreción como había comentado Diane cuando se probó el vestido, pero Piper ya no estaba tan segura. Las pocas horas que había dedicado a tomar el sol le dieron a su piel un fulgor aterciopelado.

Como Diane había señalado que Rachel era muy conservadora, si la llevaba al Weisses Rossli tal vez debería llevar algo más discreto, ¿pero ¿qué? Ese era el único vestido elegante que tenía. Oyó el ruido de un coche que se acercaba, demasiado tarde para empezar a preocuparse por su aspecto, Rachel ya estaba ahí. Piper cogió el chal que Diane insistió en prestarle, su color blanquecino hacía un buen contraste con la seda azul.

Diane salió de su habitación, al llegar Piper a la escalera, al escuchar su voz la hizo detenerse.

—Estás encantadora Piper. Aprobó la mujer.

—¿No cree que...? Piper se tocó el escote nerviosa. — No quiero ofender a Rachel.

—Querida. Se río Diane. Ninguna mujer se ofendería por tu aspecto, al contrario; si fuera tú, me cuidaría de que Rachel me trajera de regreso directamente a casa, aunque eso depende de ti. Piper se ruborizo con el comentario.

—¿Diane! Fingió estar ofendida. —No vine para perderme por ahí con la primera mujer que me invita a salir. Le dijo con falsa indignación, al ir bajando ambas por la escalera.

—¿De ninguna ? Y de..... Piper abrió los ojos grandemente, otra vez dejando sus comentarios inconclusos.

—Es la tercera vez que no termina sus comentarios Diane. En respuesta solo escucho una risita picara. Y no la recibiría, Rachel ya se encontraba esperando por ella.

— No la entretengas demasiado. Le advirtió Diane a Rachel al despedirlas. —Tiene que trabajar mañana. Rachel sonrió tímida.

—Prometo no traerla muy tarde, a menos que Piper decida otra cosa. Piper puso los ojos en blanco sin que Rachel la viera.

Seras miaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora