Según cuenta la leyenda, una luz nace dentro de nosotros desde el día que nacemos, una luz tan parecida como encender una vela, la cual su llama crece para alumbrar la vida de las personas que nos rodean. Un anciano que estaba al lado del Rio Sena por el puente de las Artes vendía sus lámparas con velas de diferentes colores y aromas de la temporada navideña; el señor los venía para obtener dinero y dales de comer a sus nietos, lamentablemente a veces no tenía mucha suerte.
Ladybug y Chat Noir observaban con nostalgia al pobre anciano, sufrir de hambre y frío todos los días y, sobre todo, tener que llegar a su casa a atender a sus nietos. Pensaron en aprovechar su condición de héroes y hacer una recolecta de víveres entre los estudiantes del colegio y los ciudadanos parisinos para que no trabajara durante la época invernal; se planificó una semana antes y todas las personas fueron a dejar su donación que al final fue una recolecta enorme.
Al día siguiente, ambos héroes llegaron hasta el Río Sena con una bolsa enorme lleno de varios alimentos. El semblante del señor cambió rotundamente a una llena de felicidad por el gesto que Ladybug y Chat Noir habían hecho, sin pensarlo fueron a dejar al anciano a su casa y le explicaron que todo esto era para que no trabaja bajo las tormentas de nieve que azotaban la ciudad; a pesar de esto hubo algo en la expresión del señor que no detectado por los jóvenes héroes.
Después de despedirse del anciano y sus nietos, ambos se fueron a realizar patrullaje como era costumbre, se sentían felices por hacer esta obra pero no contaban con lo que sucedería después de ese día. Ladybug giraba su yoyo para sostenerse en una viga y así llegar hasta su compañero pero antes de llegar su mirada azulada recayó en el mismo anciano que vendía las lámparas con velas al lado del puente.
- Chat Noir, cuando venía para acá vi al anciano vendiendo sus lámparas al lado del río - dijo la heroína al llegar con su compañero - ¿Sabes qué fue lo que pasó?
- Sí, M'lady precisamente cuando llegue estaba trabajando como todos los días - confesó, mirándola a ella confundida - Quise averigua pero no me quiso decir que ocurría solo me agradeció por la acción de ayer.
- Mejor vamos a hablar con él para saber qué fue lo que pasó - asintió Ladybug al girar su yoyo y chat noir extendiendo su bastón para seguirla.
Al llegar, vieron al anciano agregarle las velas de colores en las lámparas mientras silbaba un típico villancico navideño.
- Buenos días, señor - saludó Ladybug al acercarse a la pequeña mesa.
- ¡Hola, Ladybug y Chat Noir! - se alegró al ver a los héroes - ¿Qué los trae por aquí?
- Disculpe, pero recuerdo que ayer quedamos en que no trabajaría durante las fiestas navideñas, ¿Ocurrió algo? - explicó la heroína.
- Lo lamento, jóvenes - dijo el anciano, girándose para ver a los héroes - Entiendo que sus intenciones son buenas y agradezco mucho que hayan traído lo necesario para mí y mis nietos, pero... - suspiró, tomando una de las velas entre sus manos - quiero seguir repartiendo luz a las personas que viene a comprar mis lámparas, sé que la mayoría lo hace por compasión porque me ven en esta condición, pero yo lo hago porque estas velas simbolizan lo mucho que podemos iluminar a los demás con nuestra propia luz.
- ¿Usted se refiere que la luz de las velas simboliza nuestra alma? - interrogó el héroe felino.
- No, es una luz muy distinta; es una luz que nació con el mundo y nació con nosotros - confesó el anciano - y al vender las lámparas estoy repartiendo un poco de esa luz, además quiero que mis nietos aprenda la tradición y se den cuenta que en tiempos buenos y malos siempre debemos dar lo mejor.
Tanto Ladybug y Chat Noir reflexionaron sus palabras, tal vez no se había dado cuenta pero ellos también estaban repartiendo un poco de su luz con el anciano, con los personas de París y con sus amigos, una luz tan perfecta que una vela sería poco para expresarlo al mundo.
- Comprendemos, señor - asintió la heroína, mirando de reojo a su compañero tiernamente - Si es así, ¿En qué le podemos ayudar?
- Me ayudarían mucho anunciando mis lámparas - dijo, regalándoles una sonrisa - así las vendo todas me voy más rápido con mis nietos.
- Está bien, le ayudaremos - afirmó Chat Noir.
Sin perder más tiempo, ambos decidieron anunciar las lámparas del anciano; Marinette y Adrien les dijeron a todos sus amigos que fueran al Puente de la Artes a comprar las lámparas del anciano. Esto no se hizo esperar, las personas llegan masivamente a la orilla del puente a comprar lo que el señor ofrecía; él estaba muy contesto que tanto los adultos como los niños iban por sus lámparas.
Adrien y Marinette también se unieron y cuando estuvieron cerca del anciano, algo muy extraño ocurrió.
- Buenas tardes, señor - saludó el rubio que sujetaba la mano de Marinette - ¿Nos puede dar dos lámparas?
- Claro que sí - aseguró, tomando dos lámparas con velas rojas y blancas - Una vela roja para que el amor perdure en sus corazones y una vela blanca para que su luz interna nunca se marchite y estén dispuestos ayudar a París como siempre.
- Perdón, ¿Qué fue lo último que dijo? - cuestionó Marinette, entrecerrando sus ojos y mirando a Adrien.
- Es un secreto navideño - el anciano les guiño el ojo mientras sonreía.
Un intercambio de miradas confusas se repartió en los dos chicos, pero ahora con sus velas podían demostrar esa luz que estaba en sus corazones y así iluminar a las personas que los rodeaban con mucho amor.
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22 de diciembre del 2022
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Malvaviscos navideños [Navidad Miraculous] Navifics
FanfictionLa navidad llegó a París y con ello el amor que se expande a través de una luz, una época donde el amar y el compartir con nuestros seres queridos son nuestras prioridades, pero ¿Qué tanto estarán dispuestos nuestros personajes para iluminar a quié...