Trampas

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NamJoon observaba a Hoseok con la ceja arqueada, se había perdido dos días y se apareció después junto al exorcista más cínico que hubiesen podido conocer. Veía que tenía algunas marcas en el cuello y su aspecto estaba más relajado, sin embargo, había notado que tenía dificultades para caminar sin hacer algún gesto de dolor. Hoseok estaba muy avergonzado pues jamás había hecho algo así, su amigo lo veía incrédulo.

─ Nam yo...

─ ¿Estás enamorado de ese hombre? 

─ Es difícil de explicar. ─ dijo sobándose la nuca y mostrando un leve sonrojó, NamJoon se acercó y tomó su mano. — Jamás me había sentido atraído de esta forma por alguien, incluso llegué a pensar que no podía amar... Sí en algún momento sentí atracción por ti...— dijo sintiendo vergüenza. NamJoon se sorprendió pues jamás pensó que él sintiesa eso por él.

— ¿Por mí? Hoseok... Tú jamás me lo dijiste.

— Es que siempre has estado enamorado de Jin, él me cae muy bien y pienso que hacen una buena pareja.

— ¡Vaya! Entonces, Taehyung si te atrae.

— Algo... Es inexplicable. Pero me da miedo que se lastime o que le haga daño yo por culpa de ese demonio.

NamJoon lo abrazó y le dio un beso en la coronilla de la cabeza. Hoseok sonrió pues su amigo siempre cuidaba de él y le hacía compañía cuando todos le dejaban. — Es extraño, pero es muy fuerte... Tiene muchos conocimientos acerca del tema y veo que cuida mucho de sus amigos, siempre sale adelante cuando se trata de defenderlos. Veo que sus amigos lo adoran y creo que puede ser un buen compañero para ti.

Mientras este decía esas palabras, Jimin observaba a Taehyung con el ceño fruncido, mientras este vigilaba con unos binoculares un convento en las afueras de Seúl.

— ¿De verdad solo es un convento y no tiene nada que ver con algún ritual que me ponga en peligro?

— Son hermanas de la caridad ¿Qué puede pasar? Sabes que a mí me conocen y no les gusta dejarme entrar... Solo pregunta si nos pueden dejar entrar.

— ¿Cómo diablos te dejarían entrar si has corrompido a cinco hermanas?

— En mi defensa una era novicia, las otras ya tenían sus mañas.

Jimin negó con la cabeza y dejó escapar un suspiro. Vio el convento y era muy parecido al seminario en el que se habían criado con el padre August. Así que fue a la entrada y tocó, mostró su mejor sonrisa, la monja lo observó y notó la sonrisa inocente que tenía el jovencito. Su mirada pura y su piel como la nieve.

— ¡Hemos viajado mucho y quisiera un poco de agua y si podría prestarnos un baño!— dijo con su voz dulce, la monja sonrió y se hipnotizó con aquella mirada. — ¿Nos pueden dejar pasar?

— Si.— dijo abriendo la puerta y obviando que Jimin hablara en plural. Taehyung desde la rama  de un árbol sonrió y vio a su amigo entrar, entonces él saltó del árbol hasta el muro y extendió su mano con la palma abierta y dijo.

— In hac via me divina lux deduc et inimicum fac me invisibilem. (Luz divina conduceme por este camino y hazme invisible al enemigo.) Sonrió besando la cruz de su anillo y saltó al jardín, camino hacia una puerta que daba a la biblioteca, tarareaba una canción de navidad llamada Snow Flowers. Entró como perro por su casa y empezó a buscar lo que necesitaba para empezar con la destrucción del demonio Diabulus.

Cuando estaba en la biblioteca observó por la rendija de los estantes a dos monjas escondidas, una estaba recostada en el piso y la otra acariciaba sus piernas. Taehyung entrecerró los ojos y logró verlo, un súcubo, sirviente del demonio de la lujuria, el demonio quiere conquistar las almas de Dios. Taehyung tomó un lápiz y trazó un dibujo, un águila y luego elevó una plegaria.

DiabulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora