the library.

O3

Soobin elevó la vista, apartándola de su libro para encontrarse con un par de ojos que lo miraban a través de unos anteojos con emoción desde hace ya un rato.

Suspiró sonoramente y cerró el libro, dejándolo a un lado. Creyó que si lo ignoraba lo suficiente, se iría, pero vaya que ese chico era persistente.

—¿Necesitas ayuda en algo?—Otra vez la misma pregunta, sabía la respuesta, pero era parte de su trabajo hacerla—Has estado ahí desde hace al menos diez minutos.

—¿Entonces si me has prestado atención?—su sonrisa se ensanchó, dejando a la vista sus dientes.

—Solo dime en qué te ayudo—suspiró, recargando su mentón sobre la palma de su mano, luciendo aburrido.

—Vamos por un elote.

—¿Un elote?—enarcó una ceja, y Yeonjun asintió—Estoy trabajando—se negó.

—Siempre respondes eso—hizo un puchero, inclinándose más sobre el escritorio—Vamos por un elote cuando termines, si te invito es para que vayamos cuando termines, ¿qué dices?—su mirada brilló de nuevo. Soobin se alejó y se acomodó sobre el respaldo de su silla con sus brazos cruzados.

—Yeonjun.

—¡Recuerdas mi nombre!—exclamó, obteniendo las miradas molestas de los presentes dentro de la biblioteca.

—¡Shh!—detuvo sus saltitos de emoción agarrando su muñeca, causando que el menor se sonrojara por el tacto. Lo soltó rápidamente y aclaró su garganta—Estaré ocupado luego de trabajar, así que no, no podemos ir por ese elote-no tenía nada que hacer, pero tampoco quería aceptar la salida.

—Pero, Soobin—hizo su mejor cara de tristeza, creyendo que así convencería al rubio, pero seguía viéndolo con seriedad sin intención alguna de ceder.

El mayor abrió de nuevo el libro que estaba leyendo y volvió a ignorarlo, dejándolo ahí, olvidado e ignorado.

Yeonjun hizo un puchero, suspiró rendido y asintió, alejándose del mostrador para tomar el mismo libro de siempre para entretenerse al menos en eso, de todas formas, le gustaba leer.