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Yeonjun entró muy sonriente a la biblioteca junto a Taehyun

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Yeonjun entró muy sonriente a la biblioteca junto a Taehyun.

Se aseguró de verse lindo ese día, así que escogió un conjunto bonito de ropa que consistía en un overall con una sudadera celeste por debajo, y en sus pies un par de zapatos blancos, rizó solo un poco su cabello y usó un poco de brillos en su maquillaje. Quería sorprender a Soobin, y esperaba que funcionara porque se había esforzado.

Taehyun se burló de él cuando pasó a recogerlo a su casa, le dijo que tal vez, Soobin no le hacía caso porque no le gustaban los chicos tiernos, pero Yeonjun no encontraba lógica en eso, porque según los libros que había leído, siempre la chica delicada, amable y tierna conseguía el amor del chico guapo, frío y misterioso, y en ese caso, Soobin era su chico guapo, frío y misterioso, así que debía ser tierno para ser compatibles, ¿verdad?

Taehyun no sabe nada.

Soobin soltó un sonoro suspiro cuando vio a Yeonjun cruzar la puerta seguido por Taehyun, sabía perfectamente la dinámica: Yeonjun llegaría hacia él, le preguntaría si quisiera salir a comer algo y luego se sentaría todo el día a leer.

—¡Hola, Soobin!—saludó el pelinegro cuando se acercó al mostrador.

—Hola—fijó su mirada en él, quedando un poco sorprendido por su aspecto, podía admitir que se veía realmente lindo.

Yeonjun sonrió, notando esa peculiar mirada, sabía que había llamado su atención, así que de manera disimulada, empezó a posar ridículamente para que Soobin pudiera verlo mejor, sin embargo, no obtuvo la reacción que quería.

—¿Qué haces?—Soobin frunció el ceño, sintiendo muchas ganas de reírse.

—N-Nada—se detuvo, sonrojándose fuertemente.

—Ajá, si vas a leer algo, ya sabes el camino—apartó la vista del menor, regresándola a su celular.

—¿Vamos por unas papas fritas cuando termines?—preguntó esperanzado. Se veía bonito, no podía negarse a él y su ternura.

—Tengo planes.

Yeonjun suspiró desilusionado, y en cuestión de segundos, su mente hizo click. Todos esos días, Soobin había estado rechazándolo, ahora que había llamado su atención por unos segundos, también lo rechazó, y sólo había una razón obvia que explicaba totalmente ese comportamiento:

—Te gusta alguien—soltó directamente con un puchero en sus labios—Por eso no quieres salir conmigo.

—¿Ahora de qué hablas?

—Eso, te gusta alguien más y por eso me ignoras y dices que tienes cosas que hacer para no salir conmigo.

Soobin no entendía de donde sacaba tantas cosas ese chico, pero eso le dio una idea para que tal vez así, no volviera invitarlo a salir.

—Ah... Si, es eso—asintió, viendo a las personas que ya estaban dentro de la biblioteca, deteniéndose en un chico que leía muy tranquilamente un libro de biología—Es él—señaló—Así que busca tu libro y siéntate a leer.

—¿Te gusta Jimin?—lloriqueó, dirigiendo también su mirada hacia el mencionado que estaba a unas cuantas mesas.

—Uhm, si, Jimin—en su vida no había visto a ese chico, ni siquiera podía verlo muy bien desde ahí.

—Pero él no te puede gustar—se quejó, inclinándose sobre el escritorio para acercarse a Soobin.

—¿Por?

—¿Es que no lo ves? Sus ojos desaparecen de vez en cuando—susurró, como si estuviera contándole un gran secreto.

Soobin soltó una fuerte carcajada, olvidando en donde se encontraba, obteniendo miradas molestas por parte de los presentes, incluyendo la de Jimin. Se disculpó silenciosamente y regresó su atención al lindo pelinegro.

—¿A qué te refieres con que sus ojos desaparecen?

—Cada vez que ríe o sonríe, sus ojos desaparecen, incluso a veces cuando habla—otra vez habló susurrando, acercándose al rubio sin otras intenciones más que seguir hablándole—Es una desventaja, nunca podrás decirle que tiene bonitos ojos cuando sonríe porque no vas a poder verlos, en cambio, a mi si se me ven, mira—pestañeó repetidas veces con una enorme sonrisa en sus labios, sonrojándose en cuestión de segundos al darse cuenta de la cercanía entre ambos.

Soobin se quedó perdido en esos pequeños ojos por unos segundos, admirando el brillo en estos, hasta que reaccionó y tras aclarar su garganta, se alejó, sintiéndose extrañamente nervioso.

—Tengo que seguir trabajando—dijo cortarmente, removiendo cosas al azar sobre su escritorio sin mirar al menor.

Yeonjun hizo un mohín y se fue en dirección hacia el estante, quejándose de Jimin en voz baja, ¿Cómo le podía gustar? Claramente él era mucho mejor, más lindo y más agradable, más divertido...

¿A quién quería engañar? Incluso él mismo podía admitir que Jimin era el chico ideal para cualquiera, no tenía defectos. Suspiró con un puchero y rebuscó en el estante de siempre su libro, pero no estaba por ningún lado. Frunció el ceño y regresó un poco indignado hacia el mostrador de nuevo.

—Dime qué necesitas ahora—Soobin habló sin mirarlo, ya sabía que era Yeonjun.

—Mi libro no está.

—Oh, si, tu libro... Jimin lo tiene.

—¿Qué? ¿Por qué dejaste que lo tomara? Yo no lo he terminado—sus ojos se pusieron llorosos de repente, y Soobin empezó a preocuparse.

—Es broma, tranquilo, no llores—dijo rápidamente. Yeonjun lo miró con el ceño fruncido.

—¡No bromees así! No me gustan tus bromas.

—Toma, no lo dejes tirado en la mesa—regañó, entregándole el libro que había guardado el día anterior en una de las gavetas de su escritorio.

Yeonjun tomó el libro y se fue de ahí, indignado porque Soobin bromeó con algo así, indignado porque a Soobin le gustaba Jimin y porque no dijo nada sobre su aspecto del que tanto se esforzó. Tomó asiento y retomó la lectura en donde la había dejado, viendo disimuladamente a Jimin con los ojos entrecerrados.

Él vio primero a Soobin, no podía quitárselo.

Él vio primero a Soobin, no podía quitárselo

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Gracias por leer :)

©minsungxhyunin

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