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Yeonjun resopló irritado al notar que su maleta no cerraba, puso la rodilla sobre la parte de arriba para hacer presión y así poder cerrarla, pero seguía siendo imposible, nada parecía funcionar.
—Ya te dije, saca las cosas que no vas a necesitar—Taehyun rodó los ojos, viéndolo desde la cama.
—Todo es sumamente importante, no puedo sacar nada—frunció el ceño, forzando el cierre de la maleta que apenas se movía.
Yeonjun hizo un puchero, negándose a abandonarlos en su habitación.
—Si es necesario—se cruzó de brazos—No puedo dormir sin ellos, lo sabes.
—¿Soobin deja que duermas con peluches cuando estás con él?
—Obvio.
Taehyun suspiró mientras negaba con la cabeza, se bajó de la cama y puso ambas manos sobre la maleta, presionando con fuerza.
—¡Hazlo, ciérrala!
Yeonjun se apresuró a buscar el cierre y con todo su esfuerzo, logró cerrarla por fin. Sonrió satisfecho, y aunque la maleta parecía que explotaría en cualquier momento, al menos ya estaba cerrada.
—¡Gracias Hyunnie!—le sonrió ampliamente.
Taehyun solo asintió con una corta sonrisa, pensando en que al final, su mejor amigo tendría que abrir de nuevo esa maleta en algún momento y volvería a frustrarse por cerrarla.
Bueno, será problema de Soobin.
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Soobin subió la maleta de Yeonjun al baúl del auto de su madre y luego ambos se subieron en los asientos traseros. Yeonjun se encontraba demasiado emocionado, nunca había ido a la ciudad, y según había escuchado, era maravillosa, ruidosa e iluminada.
Los Choi dejaron que Yeonjun se fuera con los Jeon luego de que insistió mucho en ello. No estuvieron muy de acuerdo con dejarlo ir a un lugar desconocido, pero la señora Jeon les prometió que regresarían a salvo y que estaría pendiente de Yeonjun, y tras hablarlo entre adultos, por fin accedieron. Y a pesar de que solo estaría en la ciudad por tres días, Yeonjun no cabía de la emoción.
