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Yeonjun bajó las escaleras de su casa dando pequeños saltitos mientras tarareaba una de sus canciones favoritas, irradiando felicidad con solo mirarlo

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Yeonjun bajó las escaleras de su casa dando pequeños saltitos mientras tarareaba una de sus canciones favoritas, irradiando felicidad con solo mirarlo. Su madre se detuvo al verlo, extrañada por la aparente alegría de su hijo, y no es como que él fuera un chico triste, pero no siempre lo veía así de feliz, por lo que fácilmente pudo deducir que algo realmente bueno le había pasado, agregando el hecho de que ese sábado se había levantado más temprano de lo habitual.

—Buenos días, mamá—saludó el menor, dejando un corto beso en su mejilla antes de sentarse en su silla en donde su desayuno ya estaba servido—Es un día muy maravilloso, ¿no lo crees?

—Buenos días, Junnie—tomó asiento a su lado en la mesa, revolviendo un poco su cabello de manera cariñosa—¿A qué se debe que estés tan animado hoy?—cuestionó.

—Soobin me dejará conocer a sus gatitos—respondió, dándole un sorbo a su chocolatada.

—¿Soobin?

—Sip—asintió repetidas veces—Soobin, el chico lindo de la biblioteca a la que voy todos los días.

—Oh...—asintió, esbozando una sonrisa—¿Ese chico te gusta?

—¡Mamá!—la miró, sus mejillas sonrojándose levemente.

—Vamos, no puedes ocultarme eso, se te nota mucho.

Yeonjun escondió su rostro entre sus manos, sintiéndose un poco avergonzado. Su relación con su madre no era mala, se tenían mucha confianza, pero cuando se trataba de hablar sobre esos temas, se sentía un poco apenado. Podía hablarlo con Taehyun porque era su mejor amigo, pero a veces su mamá solía ser un poco intensa.

—Bueno... Si me gusta—confesó—Hasta ahora, no ha huido de mi, supongo que es una buena señal, ¿no?—su sonrisa se debilitó un poco, alejando esa idea en la que Soobin no volvía a hablarle por su forma de ser, así como todos terminaban haciendo.

—Cariño...—tomó sus mejillas y las acarició, regalándole una sonrisa tranquilizadora—No se alejará de ti, eres el chico más lindo del pueblo.

—Mentiras, ese es Jimin—hizo un puchero y agachó la mirada, recordando que era su competencia más fuerte por el momento—A Soobin le gusta Jimin, él me lo dijo.

—¿Invitó a Jimin a conocer sus gatitos?

—Creo que no—negó con la cabeza, esbozando una sonrisa ante ese hecho, porque eso significaba que de alguna manera, era más especial que Jimin.

—Entonces no te desanimes y disfruta tu día—aconsejó, regresando a su desayuno—Pero no insistas si a él te pide que no lo hagas, eso podría incomodarlo. Tampoco quiero que te ilusiones mucho, ¿está bien?

Yeonjun sintió una fea sensación en su pecho ante esa realidad de la que estaba consciente, pero ignoraba. Claro que no se sentía bien, durante esos días se había estado esforzando en llamar su atención con sus comentarios sugerentes, ignorando que al chico de sus sueños le gustaba alguien más. Suspiró sonoramente, recargando su mentón en su mano, haciéndose la idea de que quizás, su madre tenía razón aunque no quería aceptarlo, él quería seguir conquistándolo hasta que lo aceptara en su corazón.

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