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Las cosas se habían puesto un poco tensas entre Yeonjun y Soobin, y en esta ocasión, Soobin realmente no tenía la culpa.
A pesar de no ser el causante del daño, se sentía con la responsabilidad de pedirle disculpas, solo que no sabía cómo hacerlo, se sentía un tanto nervioso al respecto.
Mordió la goma de su lápiz mientras observaba hacia la puerta cada cierto tiempo, ya era segundo día en el que Yeonjun no se aparecía por la biblioteca, tampoco respondía sus mensajes, ya solo tenía como última opción ir directamente a su casa para hablar con él y aclarar todos los malos entendidos.
El día pasó con total calma, Soobin se decidió por preguntarle a Beomgyu sobre la dirección de Yeonjun, la cual, le proporcionó sin mucho problema, y solo esperaba que Yeonjun al menos lo escuchara y así poder llevar de nuevo su rutina en la que se veían a diario en la biblioteca, pasando un buen momento sin necesidad de hablar, simplemente disfrutando de su compañía.
—¿Crees que Yeonjun si quiera recibirme cuando vaya a su casa?—preguntó por tercera vez, nervioso. Nunca había hecho algo como eso, pero no quería solo dejarlo así, el desastre de sus amigos debía de solucionarlo.
Beomgyu rodó los ojos y asintió, terminando de ordenar las últimas mesas.
—A menos que te encuentres con Taehyun y no te deje entrar—comentó.
—No digas eso, lo que menos quiero es tener que discutir con él—bufó, dejándose caer sobre su silla, tapando su rostro con su antebrazo con cansancio.
—Para tu buena suerte, Taehyun viene en camino, saldré con él, así que tienes pase libre a la casa de los Choi.
Soobin apartó su brazo y sonrió, sintiéndose esperanzado. Terminó de arreglar su escritorio y cuando todo se encontraba en orden, la campana de entrada sonó.
—Vámonos, Beominnie—dijo Taehyun al entrar, ignorando completamente a Soobin, quien de seguro, lo miraba con disgusto.
—¿No puedes esperar afuera? Acabamos de hacer limpieza y- —se detuvo, dándose cuenta de que detrás de Taehyun, Yeonjun se encontraba en total silencio, viendo directamente hacia sus pies—Yeonjun...—hizo amago de acercarse, pero Taehyun le dio una dura mirada, causando que se detuviera de golpe.
—No viene aquí a verte, solo vinimos por Beomgyu—explicó el más alto, viéndolo con molestia.
—Sabes, Yeonjun también puede hablar, no es necesario que me digas a qué viene o a qué no—estrechó los ojos, viéndolo con un evidente ceño fruncido.
—Sólo vámonos—dijo al fin en voz baja el pelinegro, jalando con incomodidad la camisa de su mejor amigo.
Había estado evitando a Soobin, algunas inseguridades en cuanto a él mismo aparecieron y ahora sólo podía sentir vergüenza. Los amigos de Soobin tal vez tenían un poco de razón, y ahora no sabía cómo olvidarlo o pasarlo por alto; todavía le gustaba mucho el rubio, solo que ahora no sabía cómo debía acercarse sin parecer un tonto.
