Extra (Navidad)

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Antes
24 de diciembre
Moscú, Rusia

Rachel James

Esos meses lejos de todos me hicieron pensar en todo lo que hice y todo lo que he vivido, estuve viajando de país en país y aunque para muchos sería un sueño cumplido para mi fue pesadilla.

Pase por muchas cosas que no quiero recordar en estos momentos.

Despierto sintiendo besos en mi espalda, sonrío cómo idiota.

—¿Buenos días?—pregunto y me volteo para ver al sexy hombre que está acostado al lado de mi.

Tiene el cabello suelto y despeinado, su torso está desnudo y la sábana blanca le tapa su parte íntima y por la ojeada que eché veo que mi parte favorita de él está despierta.

—Buenos días, Diosa— dice mientras se acerca y me besa.

Sus besos son mi perdición, me doblegan y me prenden de una forma incomparable. Toma un puñado de mi pelo y lo jala mientras que su otra mano se adentra a mi sexo.

Siento uno de sus dedo jugar con mi clitoris y jadeo. Gimo cuando mete un dedo en mi interior y todavía me reprendo por la primera vez que me masturbe con su recuerdo, pensando que mis dedos eran los suyos y ni siquiera pude llegar a el orgasmo.

¿Cómo voy a ponerme a comparar mis dedos con los suyos? No pueden juzgarme, estaba caliente y estábamos en un juego de orgullo.

Obviamente no fui la primera en caer pero eso lo sabrán en otro momento.

Empieza un suave vaivén y gimo mientras chupa y muerde mi labio. Poco a poco va aumentando la velocidad de su dedo mientras mete otro en mi interior y me hace gemir cómo loca. Siento que saca uno de sus dedos, y siento como juega con mi ano, mis gemidos se vuelven cada vez más escandalosos cuando mete su dedo en mi ano suavemente y empieza a moverlo junto al que todavía tiene metido en mi coño.

Me quita la sábana y se sube encima de mi, como un depredador apunto de devorar a su presa, siento como saca sus dedos de mi interior y lo miro molesta por eso y él me sonríe socarrón. Cuando voy a hablar mete su verga dentro de mi de un solo movimento. Gimo por el dolor que siento. Si, tenemos un tiempo juntos pero todavía no me acostumbro a su verga.

—Tu estrechez me mata, Diosa—dice con la voz más gruesa de lo normal y siento como me mojo por eso.

Empieza a moverse duro y rápido, no me da tiempo de acostumbrarme a él. Mi vagina lo aprieta y el gruñe. Bajo la vista y veo como su verga entra y sabe de mi, no he visto nunca una imagen tan erótica.

Con mis dedos masajeo mi clitoris y el aumenta la velocidad de sus embestidas haciéndome rodar los ojos y gritar. Me besa callando mis gritos y me hace mojar más.

Cómo puedo me volteo hasta quedar encima de él y vuelvo a meterme su verga hasta el fondo. Comienzo a cabalgarlo con rapidez, su miembro duro entra y sale de mi con fuerza.

Me sujeta con una mano mi nalga derecha, la aprieta duro y me nalguea con fuerza.

Está tan sexy en estos momentos que me es imposible no mirarlo, su cabello rubio cae un poco sobre su frente, sus ojos color avellana no han dejado de mirarme y se está mordiendo un labio tratando de callar sus gruñidos, me acerco más a él y lo beso sin dejar de montarlo. Lo beso demostrándole lo que siento por él, lo mucho que me gusta y lo extremadamente caliente que es.

Separa mis nalgas y me ayuda a subir y bajar más rápido, le es imposible callar sus gruñidos y hasta escucho pequeños gemidos salir de él.

Me agarra por el cuello y aprieta duramente y con su otra mano mete dos de sus dedos en mi boca y como puedo los chupo sin dejar de mirar sus ojos. Sus ojos avellana se oscurecen cuándo chupo sus dedos, hago que me suelte y me pongo en 4 poniendo mi pecho contra la cama y pongo mis dos brazos tras mi espalda, sosteniendo mis muñecas.

Renacer (Ilenko Romanov)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora