Capitulo 6

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-¡Feliz cumpleaños a ti! -escuché. Los gritos hacían un agujero en mi cabeza.
-¡Shhh! -exclamé, para que dejaran de gritar.
-¡Vamos, By! -dijo Aldrich, arrebatandome las cobijas de la cara-. Hay mucho tiempo para dormir después, ahora, abre los ojos.

Hice lo que Aldrich me ordenó y me senté en la cama con disgusto. Al ver lo que mi padre tenía en ambas manos no resistí un segundo más y sonreí, cosa que no hago desde hace algunas semanas.

-Wow, gracias -dije, casi tirándome a llorar, aún con la sonrisa de oreja a oreja.
-Esto y más te mereces, mi cielo -me miro mi padre con felicidad; dejó el pequeño pastel en la cama.
-Gracias... -me fui encima a mis padres.
Me encanta sentir el cariño de mis padres. Es un amor indescriptible que sientes cuando más lo necesitas,
y disfrutas como si fuera la primera vez que sientes amor.
-Gracias, hermanito. Te amo -esta vez, abrace a Aldrich.
-Por nada, pequeña. -me dio un beso en la frente y me escondí en su cuello-. Yo también te amo. -susurro en mi oído.

Aquella conexión que sentía con mi familia, era tan especial que podía sentir como me fusionaba con ellos, incomprensiblemente. Sobre todo con Aldrich. Es mi hermano y también mi amigo, mi mejor amigo, a pesar de que mis únicos amigos son Peyton y Dan; Aldrich es el mejor de los 3.

-En serio, gracias -dije esta vez comenzando a llorar.

No entiendo la razón por la que estaba derramando lágrimas, solo era un pastel y una vela de cumpleaños. ¿Será a caso por qué hace mucho que no siento amor de verdad? No lo se, pero se siente bien.

Abrace de nuevo a Aldrich y esta vez coloque mi cara sobre su pecho, para encontrarme con el latido de su corazón. Lento, pero con un hermoso ritmo. Su perfume tan varonil, hace que me arda la nariz como si quisiera dar un estornudo, pero ese dolor pasa más rápido de lo que pensaba.

Amo a este chico.

-¿Lista para tu fiesta? -dijo mi padre.
-¿Fiesta? -lo miré, extrañada-. ¿Quién vendrá? Apenas tengo amigos.
-Además de algunos amigos de Aldrich, vendrán tus primos. Familia en general.
-Así que, ponte ropa decente, By -me dijo Aldrich, examinándome de pies a cabeza-. Esa pijama no te favorece, en especial si es de conejitos.

Le di un golpe con el codo en el abdomen y se encorvó del dolor.

-Bueno, bueno. Dejémosla que se arregle -dijo mi madre.

Todos se dirigieron a la puerta para salir. Noto que mi madre le da un ligero golpe en la cabeza a Aldrich, en forma de regaño, sonrío soltando una pequeña risa.

Me senté por un momento en la cama y observo a la nada, dejando que mis pensamientos atroces fluyan en mi, como una corriente de agua en un río, con brisa suave. Solo déjala fluir Colby.

Nada me viene a la mente.

Por lo que parece, este día estaré libre de ideas y pensamientos desgarradores y perturbadores. Gracias a Dios.

Esta vez me dejo llevar por la realidad, y dejó que el presente me regrese a mi cabeza de nuevo.

Me pongo de pie, y voy directo al armario, en donde me encuentro con el vestido que compramos mi madre y yo ayer. El vestido se encontraba con una bolsa protectora, para cualquier accidente y así no dañar la apariencia o la tela.

Lo tomo del gancho y al tocarlo siento como si fuera especialmente hecho para mi, no tengo idea el por qué, habiendo tantas jóvenes y vestidos, este era como si hubiera una conexión entre él y yo. Justo para mi. Presiento que es por el hecho de que hacia mucho que no usaba uno. Sí, es eso.

Lo apego a mi y hago ondas con él, como si fuera un vestido de gala. O más bien, un baile tradicional mexicano.

Lo dejo tendido en la cama y sin pensarlo un minuto más, entro a la ducha. Una ducha favorable.

Burbujas de JabónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora