Capitulo 11

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El aire entraba por la corredera de la ventana, dándome toda la brisa en la cara sin dejar concentrarme en mi último examen del semestre, justo a unas bancas delante de mí hay un asiento vacío, supongo que no habría problema si solo por esta vez termino el examen en ese lugar.

El señor Prince —maestro de química— se encuentra leyendo una obra de Julio Verne, a lo que aprovecho para cambiar el lugar.

Siento un ligero toque en mi hombro, mi compañero de atrás me pasa una bola de papel, y con mucho cuidado la tomo antes de que el señor Prince se de cuenta.

<Frío, ¿ah?>
<No es el frío lo que me molesta, es el aire, no me deja pensar.>

Le vuelo a pasar a mi compañero la bola de papel, y en unos cuantos segundos la siento de regreso.

<Es increíble que alguien con tu capacidad intelectual no se pueda concentrar. Supongo que no querrás que te moleste, hablamos luego, Lawson.>

Mi reacción es voltear hacia la dirección de el chico rubio y sonreírle, este me responde con otra sonrisa.

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—Suéltalo todo. —me mira con entusiasmo.
—¿De qué hablas? —tomo una manzana y la coloco en la bandeja.
—Eres una egoísta, te quieres guardar tus secretos culposos solo para ti. Siempre nos hemos contado todo... ¿Por qué no me quieres decir lo que pasa entre Joseph y tú? —su rostro ahora muestra preocupación y decepción.
—No es egoísmo, solo que no le veo gran caso a contar algo que probablemente nunca va a pasar. Y si lo que quieres es saber si hay algo entre él y yo: No, no hay nada, solo una linda amistad que perdurará lo que parece ser mucho.
—Solo preguntaba. He oído algo. No se... Tal vez me equivoque y estés en lo cierto. —lo ha dicho como si quisiera ponerme una trampa—. ¿Él ha hablado acerca de preguntarte algo? Solo por coincidencia.

Qué demonios...

—Tu silencio me dice que sí. —la victoria le llena el rostro—. Se lo que te preguntará.
—Si lo que quieres es hacerme entrar en curiosidad, no lo lograrás.
—¿Ah, no? —lo ha logrado, pero no me puedo doblegar.
—No.
—Como sea. Tengo planeado ir con Aldrich a ver una buena película esta noche, ¿te gustaría acompañarnos?
—Paso, no quiero hacer mal tercio.
—Irá Dan, no harían mal trío, ustedes como amigos.
—Dudo que a Dan le gusten las citas dobles.

Muerdo mi manzana.

—No estés tan segura, By. —la voz gruesa que he escuchado prácticamente toda mi vida suena ahora en mi oído.
—Creí que era una posibilidad, nunca sales con nadie, mucho menos en trio o cuarteto.
—De verdad que no me conoces. El hecho de que no salga no significa que no me guste hacerlo. Suelo salir con Al, y contigo, no muy a menudo pero lo hago.
—Tu ganas. —le muestro una sonrisa de lado.

Hay algo diferente en Dan...

Lo observo detenidamente.

—¿Tengo algo en la cara? —dice, tocando su bien definido rostro.
—Tienes algo diferente... No puedo descifrar qué es.
—Oh, claro. Te daré una pista: Tinta.

No pudo haber sido capaz.

—Te tatuaste... —dije con algo de decepción en mi voz—. Wood, podrían sacarte de la escuela.
—No pueden, lo tengo cubierto, he sobornado al director con una figura original de la Guerra de las Galaxias.
—Es un Friki.

Burbujas de JabónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora