Soukoku Month 2023

Lunes 29:Espiando

Un grito agudo salió de los labios de Atsushi al ver el contacto entre su mentor y uno de los ejecutivos de la Port Mafia. Akutagawa cubrió su boca con su mano en el preciso instante en el que oyó el ruido que provocó el chico tigre, pero era tarde:Dazai y Chūya se encontraban con la mirada fija sobre ellos dos y Kyōka, quien tenía una mano cubriendo su cara.

—¿Qu-Qué?—Chūya se cubrió parte de la cara con el dorso de su mano, avergonzado y visiblemente sonrojado.

Dazai no dijo nada, pero su rostro también mostraba cierto rubor al haber sido pillado allí con Chūya in fraganti. Miró a sus subordinados y su ceño se frunció levemente.

—¿Qué hacéis?—dijo al fin el castaño.

Akutagawa y Atsushi se miraron entre sí, intentando pensar en una excusa creíble, pero la voz de Kyōka los sobresaltó:

—Espiaros—habló con toda tranquilidad la pelimorada.

Akutagawa palmeó su rostro, bajando lentamente la mano por su cara. Murmuró una maldición por lo bajó y miró a Dazai, quien estaba cruzado de brazos.

—¿Y se puede saber porqué nos espiabais?—chilló Chūya una vez repuesto de la sorpresa inicial.

—Bueno—Atsushi salió de los arbustos en los que los tres jóvenes se encontraban, y detrás de él fueron Kyōka y Akutagawa—. Es algo largo de contar, pero si queréis escuchar, no nos importa contárosla—el chico tigre suspiró mientras veía cómo el mafioso también se cruzaba de brazos.

—Estamos esperando—dijo el castaño.

Atsushi volvió a suspirar antes de empezar a relatar.

*

Todos en la Agencia nos habíamos dado cuenta que faltabas más que de costumbre al trabajo, y que cuando estabas, te notábamos distraído. Ranpo-san supo de qué se trataba a los pocos días de que empezaras a actuar de esa manera, pero no nos quiso contar nada, ya que según él dijo "Las cosas que Dazai no quiera contar, no las deberíais saber".

Y yo estaba dispuesto a hacer caso, pero esta mañana cuando salía de la cafetería de debajo de la Agencia con Kyōka-chan, nos topamos con Akutagawa, quien nos paró en seco.

—¿Sabéis si Chūya-san pasa por la Agencia?—fue todo lo que preguntó, dejándonos sorprendidos—. A veces, lo veo por esta zona, charlando con alguien a quien no llego a ver.

—No sabemos nada de Chūya—replicó Kyōka-chan—. Pero Dazai hace lo mismo.

Apenas hubo pronunciado esas palabras, saliste tú, Dazai-san, del edificio de la Agencia. Echaste a correr de una forma un tanto extraña, dejándonos a los tres algo estupefactos.

—¿Qué acaba de suceder?—dije.

—Ni idea, pero vamos a seguirlo—propuso Kyōka-chan mientras corría de forma silenciosa tras Dazai-san.

Akutagawa la siguió, y para evitar que se metieran en problemas, yo los seguí a ellos. Llegamos a un parque. Tú llegaste a una zona en la que había una fuente con una estatua en el centro y buscabas con la mirada algo o a alguien.

—Vaya, has venido a tiempo, Caballa—oí decir a alguien.

Akutagawa nos arrastró a Kyōka-chan y a mí detrás de unos arbustos para evitar ser vistos, y unos segundos más tarde, Nakahara-san hizo acto de presencia.

—No es la primera vez que sucede esto, Chibi—dijiste tú, Dazai-san mientras hacías una mueca de molestia.

—Pero sí la segunda—Nakahara-san hizo una sonrisa alegre mientras se sentaba al borde de la fuente contigo.

Comenzasteis a hablar en voz baja, pero de vez en cuando, se os podía oír gritar o decir frases como "¿Quién crees que lo sepa?". También podíamos atisbar los sonrojos en vuestros rostros y la cercanía de vuestras manos.

Pasado por lo menos una hora, os levantasteis y Nakahara-san hizo ademán de irse, pero Dazai-san, hiciste un puchero con los labios y frunciste el ceño.

—¿Y así te vas, sin más?—protestaste.

Nakahara-san rodó los ojos, se quitó el sombrero, se puso de puntillas y se acercó a tu rostro mientras cubría su acción con su sombrero. Sin embargo, no hay que tener dos dedos de frente para saber que te había dado un beso.

Los tres nos quedamos quietos al ver aquella escena. Solté un gritito agudo debido a la inesperada cercanía entre vosotros dos, y allí fue cuando nos descubristeis.

*

—Y eso es todo—finalizó Atsushi.

Dazai y Chūya habían escuchado con atención el relato del peligris. Se miraron a los ojos, fruncieron el ceño y después miraron de nuevo a los jóvenes antes de que Chūya dijera:

—¿Sabéis lo que esto significa, verdad?

—¿Que sois pareja? Yo lo sabía incluso desde antes de esto—dijo Kyōka sin vergüenza alguna—. Se os nota la tensión sexual desde kilómetros de distancia.

—¡Kyōka-chan!—la regañó Atsushi.

—Os prometemos no contárselo a nadie—habló Akutagawa de forma seria mientras hacía una reverencia.

—Me parece bien—dijo Dazai—. Pero de todas formas, no escaparéis de un posible castigo—dijo el castaño mientras sonreía de una forma un tanto malévola.

Kyōka, Atsushi y Akutagawa tragaron saliva, temerosos de su castigo.