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LAURA

Al cerrar la puerta de la habitación de Nate detrás de mí, me doy cuenta de que el corazón me late tan fuerte que creo que me va a salir del pecho. Raven me había pedido que buscara al nuevo para asignarle habitación. Tendré que ocuparme un poco de él mientras se adapta a sus horarios. Empiezo a caminar pasillo abajo intentando reponerme de las fuertes emociones que ha conllevado el día. Sé que ahora Raven está reunida con Michael, que está encargado de supervisar directamente el trabajo de Nate cuando ella no pueda hacerlo. Las cosas se van a poner feas, se avecina una guerra.

Me acerco a mi despacho, junto al despacho principal de Raven, en el que ha recibido a Nate, para empezar a trabajar contra la Tríada con todo lo que tengamos. 

La noche se hará larga y tediosa.

NATHANIEL

Me quedé sentado en la cama, apreciando la simpleza del color blanco que decoraba la habitación. Mi habitación. Mi nueva habitación. Todo parecía una pesadilla de la que no podría escapar nunca. No pensé que hacerse adulto iba de esto. Me tumbé en la cama, cansado de examinar lo poco que había a mi alrededor y en algún momento, debí de quedarme dormido, sin quitarme la ropa ni meterme en la cama.

Esta mañana, al despertar, sobresaltado por no reconocer el lugar donde me encuentro, busco ansiosamente mi móvil. Quiero comprobar la hora y saber que puedo comunicarme con el exterior. Lo llevo en el bolsillo del pantalón. Enciendo la pantalla para descubrir que son las seis de la mañana y que me queda menos de la mitad de la batería. 

Me incorporo y me tienta la idea de una ducha caliente, pero no tengo ropa limpia que ponerme y empiezo a temer que tenga un uniforme, como en una prisión de alta seguridad, pero de lujo. Me froto la cara, intentando acabar de despertarme. No sé qué tengo que hacer ni adónde tengo que ir. Sé que el protocolo es estricto. ¿Hay una hora para desayunar? Tengo bastante hambre. ¿Esperará Raven mi presencia? ¿Vendrá ella a buscarme? Nadie me dijo qué tenia que hacer al respecto. 

Decido ponerme en marcha empezando por lavarme la cara y ponerme un poco presentable. Al poco rato, llaman a la puerta. El pánico me invade. Solo conozco a tres personas que puedan ser. Y me da miedo que no sea ninguna de ellas. O que sea cualquiera de ellas. No tengo ni idea de qué esperar en un lugar como este. La persona que está al otro lado de la puerta espera pacientemente a que me decida a abrir, sin volver a llamar. Me acerco despacio, dudando todavía de si voy a abrir. Al final, vuelve a tocar, pero de manera suave, como si no quisiera importunar. Me decido a averiguar quién está detrás de la puerta. 

Descubro a Laura, bien vestida y con el pelo recogido en un moño al que se le han escapado varios pelos. Me siento estúpido una vez veo su figura afable y su sonrisa al verme despierto. 

—Buenos días. Perdona, me he dado cuenta muy tarde de que no te había dicho que yo era la encargada de enseñarte lo que tienes que hacer. Espero no haberte despertado ni haberte causado angustia alguna por la incertidumbre.

—No te preocupes, me he despertado hace apenas unos diez minutos. No me ha dado tiempo a preocuparme.

Su persona me da tranquilidad en un caos tan grande como el que me envuelve ahora mismo y no puedo más que agradecerlo en silencio y rezar para que esa sensación no se acabe. Mientras, ella continúa hablando.

—Bien. Va a desatarse una guerra Nate y necesitamos a nuestros activos en su máxima capacidad.—ha endurecido su tono de voz. Puede ser muy dulce, pero está claro que está aquí por algo.—Eres nuevo aquí y vas a tener que ponerte las pilas. Raven en persona se encargará de todo lo que tenga que ver contigo, así que ten cuidado con las cosas que haces y dices. 

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