No puedo creer que me gusten las perversiones.
Afortunadamente, ningún cliente entró en el taller mientras se realizaba el trabajo. Después de una eyaculación, Grandio cerró la puerta de la tienda con una expresión tranquila. Qué aterrador fue verlo acercarse a ella después de devolverle el cartel que decía que no estaba abierto.
Ese día, Effetri se ganó su amor una y otra vez.
-¿Te duele mucho? Es mi culpa.
-Realmente no sabía qué estaba haciendo mal.
-No te pongas mal. He oído que puede mejorar si sudas.
-¡Deja esa mano!
Mientras la mano excavada aflojaba la hebilla, Effetri gritó y le dio una palmada en la espalda.
«¡Debes estar loco, de verdad!»
Se enfermó por tener sexo todo el día sin parar. Ahora que lo pensaba, también se olvidó de algo.
«¿No usamos anticonceptivos..?»
Cada vez que tenía una relación frenética, rociaba semen dentro. Grandio no sabía sobre métodos anticonceptivos, así que ella debería habérselo dicho.
-Tendré que ir a la clínica mañana.
-¿Un médico? ¿Estás realmente enferma?
-... hay algo así.
-Si me lo dices, iré. Effetri no puede caminar bien ahora.
«Todo es por culpa de alguien».
Miró a Grandio. Rápidamente bajó los ojos y los miró como un criminal.
-Es como si fuera así todo el tiempo. ¿Qué vas a hacer? ¡No hay pantalones que te queden bien! Si vuelves a mentir y te pones más grande, ¡te vestiré con falda a partir de ahora!
-A mí también me gustan las faldas. ¿No es mejor poder amar sin quitarse la hebilla.
-...
-La falda de Effetri es pequeña, ¿por qué no le pones una tela alrededor?
Grandio parloteó con cara de emoción.
«¿Me estás tomando el pelo? No lo dices en serio, ¿verdad?»
Ella entornó los ojos para mirarlo. Sin prestar atención a su mirada, Grandio se llevó la mano a la cintura y murmuró, mirando a su alrededor los pantalones.
~Es demasiado pequeño para abrazar a mi pequeño Grandio. Creo que una falda estaría bien
-Deja de decir cosas raras.
-Me he reído. Te has reído, ¿verdad?
-Esto no es una risa, es un ridículo.
-Te has reído igualmente. Solo quiero que Effetri se ría.
Afortunadamente, parecía ser una broma. Suspiró y se tumbó en la cama.
-Ve a la clínica y pide Silphium.
-¿Silphium? ¿Qué es eso
-Bueno, es un medicamento que impide tener hijos. Se suponía que íbamos a tener anticonceptivos antes de la relación, pero no pudimos. Debería habértelo dicho porque Grandio no lo sabe bien.
-¿Por qué tengo que tomar esa medicina?
-Es que...
«¿Qué es esa mirada?»
Los ojos dorados de Grandio revolotearon suavemente. Era tan aguda como un metal. Dijo Effetri, inclinando la cabeza hacia un lado.
-Grandio lo envolvió por dentro. Por eso como...
