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Salía de la ducha, secando sus cabellos con una toalla hasta que escuchó el timbre de su teléfono. Hace poco le enseñó a Lionel como mandar mensajes y desde ese momento el omega le manda mensajes para todo: Fotos, mensajes de buenos días y buenas noches o aveces un solo "Trae lavaplatos dice mi apá". Entonces cuando tomó su teléfono, vio un mensaje muy diferente a lo usual.

"Guille. Hoy no abriremos la cafetería por ser feriado, pero iremos a un asado con mi familia ¿Queres venir? Obvio que estás invitado"

Antes de venir de Mexico había escuchado lo que era el asado y me parecía muy buena idea después de todo. Acepto en el instante.

¿Cómo las personas iban a los asados? ¿Eran formales? Le había preguntado a Chicharito y este le dijo que era como ir a una carne asada. Así que lo mejor que se le ocurrió es vestir una camiseta deportiva que había traído de Mexico.

Tocó la puerta de Messi y vio al chico emocionado recibiéndolo con un beso en la mejilla— Viniste —Asintió emocionado— Mi papá nos llevará en su auto, no te preocupes.

Vio un auto gris aproximarse a ellos. Adentro estaban los padres de Lio con gafas de sol aún que realmente hiciera frío. Ambos entraron y empezó la ruta hasta alejarse del centro de la ciudad. Tenía miedo de perderse, pero sabía que mientras estuviera al lado del omega nada malo le pasaría.

—¿El asado es una cuestión familiar? —Lionel asintió mientras recostaba su cabeza en el hombro del chico.

—No te preocupes, Guille. Nuestra familia es chévere y te haremos sentir como en casa —El papá omega lo volteó a ver con una sonrisa y su pulgar arriba para indicarle que todo estaba bien.

Tan pronto cuando vio unas casas diferentes a las que veía en el centro, pudo presentir que ya habían llegado. De reojo vio una casa azul con la puerta abierta y de ahí vio salir a una mujer con un vaso en la mano.

—¡Querido! —La gran mujer abrazo al padre alfa de Messi. Ambos tenían una sonrisa cuando se encontraron— Que bueno que hayas venido con tu familia. Te extrañábamos todos.

Todos saliendo del auto y la familia se comenzó a saludar. Guillermo no sabía que hacer porque apenas conocía a los padres de Lionel y para él, todos eran unos completos desconocidos.

—Tita —El omega tomó la mano de Guillermo para acércalo a la mujer del principió— Él es Guillermo, es un amigo que vino a Argentina de visita unos días y está quedándose conmigo para descubrir Buenos Aires.

—¿Amigo? —Preguntó el rubio con una sonrisa burlona— ¿No querrás decir novi-

—Dale querido, deja a los chicos en paz —El alfa los defendió y la mejillas de su hijo denotaron lo tímido que estaba.

—Bienvenido a Argentina Guille. Espero que te guste nuestro asado. Tío Carlos anda en la parrilla, así que vayan a preguntarle si necesita ayuda.

Con la confianza que le había otorgado "Tita" y Lionel, ambos adolescentes entraron a la casa hasta llegar a un patio donde se encontraba un hombre muy grande, sin camiseta y con un trinche en la mano mientras esperaba que el fuego creciera.

Aún que por timidez, Guillermo se quedó en la entrada del patio mientras que el castaño se dirigió al hombre— Carlitos —Este volteó y vio al chico, dándole un puño como saludo— ¿Cómo vas viejo?

—Lionel ¿Vos cuando creces? Seguis midiendo lo mismo desde que saliste del orto de tu padre.

—Sos demasiado gráfico pelotudo. —Ambos rieron— ¿Necesitas que te ayudemos con algo?

—Ya tráeme las carnes que están en la cocina y también las birrias porque alto sol que hace.

El bajito asintió para dirigirse ante Guille— Vos ya escuchaste. Vayamos a traer las carnes y las birrias

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