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Claro que el omega había comenzado a llorar y a luchar por su vida. Soltaba feromonas de miedo y eso podía alertar a cualquiera qué pasa por ahí. Ya no tenía fuerza, no respiraba pero puso su mano contra la mano del alfa esperando hacer algún daño o al menos para que esté lo soltara.

No iba a dejar que ese hombre le hiciera algo de nuevo.

—¿Ney?

Escuchó la voz de algún alfa. Esperaba que fuera Luis y que este se vengará por él. Pero cuando vio a la persona que grito su nombre era ni mas ni menos el alfa de Lionel. Al ver la situación, corrió hasta ellos y pudo notar esas feromonas que trataban de intimidar al argentino.

No faltaron palabras para que la fuerza del alfa casado alejara al que le estaba haciendo daño. Cayó en el piso tosiendo muy brusco. Ese aire que entraba a sus pulmones parecía tóxico y sentía ahogarse, pero a pesar de su condición, corrió hasta el auto donde abrió la puerta y abrazó a su cachorro.

Con temor, veía que ambos alfas estaban peleando y sus gritos eran ruidosos. No sería de menos que algún inquilino salga o los mismos chicos fueran a revisar que pasaba.

—¡Déjalo! —Giró su mirada y era el mismo Paulo corriendo hasta Guillermo. Este se veía enojado y su aroma lo demostraba. Sabía que un omega no podía intervenir en una pelea con tal ferocidad, pero Dybala parecía sólo querer defender a su alfa.

Estaba asustado y no le importaba si alguien salía lastimado más que su cachorro y Luis. Iba a quedarse en el auto hasta que todo se solucionara.

La pelea entre alfas se separó, pues Romero parecía toser sangre y los insultos de Memo eran más fuertes que sus golpes. Dybala se paró enfrente del alfa, gritándole y golpeándolo también, pero el mexicano solo le volteó el rostro y bajo el puño que intentó darle.

Memo empezó a buscar a Ney con la mirada hasta que lo vio dentro del auto. Cuando se acerco, vio al omega temblando y llorando mientras abrazaba a su cachorro fuertemente.

—¿Te duele algo? ¿Quieres ir al hospital?

—Creo que ya estoy mejor. —Miro la escena de ambos argentinos. Paulo quería levantar a Romero, pero este, tan agresivo como solía ser, trató de alejarlo y lo empujaba para que lo dejara en paz. No recibiría ayuda porque pensaba que eso afectaría a su ego.

—Vamos a casa. Ellos no vendrán. Con nosotros no te pasará nada.

Mientras estuviera el alfa de Lionel sabía que estaba a salvo. Salió del auto junto a Davi y camino al lado de este. Iban en silencio pues Guille pensaba más en la comodidad del chico que aún seguía temblando.

Cuando entraron a la casa de Lionel, todos se asustaron cuando vieron el aspecto del brasileño. El primer en correr para auxiliarlo fue Suárez, quien lo abrazó mientras aún llevaba a su cachorro en brazos.

—¿Qué te pasó Ney? ¿Estás bien? —Le preguntó su alfa, viendo a sus ojos que transmitían terror.

Su boca se abrió para tratar de hablar, pero solo salió un quejido para comenzar a llorar nuevamente. A Suárez le destrozaba esto por lo que tomó a Davi, quien comenzaba a angustiarse por oír el llanto de su padre.

—Lionel, anda a tu habitación con Davi porque tú y él no deben sentir esas feromonas de tristeza o se enfermaran.

El omega recibió al cachorro para dirigirse a donde le habían dicho. Pronto solo quedaba su alfa y Memo, listo para oír lo que tenían que decir.


—¿Cómo te llamas?

Ese argentino le llamó la atención. El joven Neymar se quitó las gafas para sonreírle— Neymar ¿Tu?

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