IX. Another chance

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El primer sábado viviendo juntos, que resultaba ser el día de descanso de Dynamight, el héroe despertó con ayuda de su alarma, a pesar de las merecidas horas de sueño, estaba terriblemente cansado. Pensó que sería buena idea ir por algo rápido a la cocina, darse un baño y luego volver a dormir.

Adormilado, recorrió el pasillo con dirección a la cocina, fue al cruzar su sala de estar, cuando un delicioso aroma a café alertó sus sentidos.

—¡Buenos días, Katsuki! —saludó Izuku desde la cocina, dónde se movía con gracia frente a la estufa—, el desayuno estará listo pronto, iba a despertarte cuando lo sirviera.

Katsuki se detuvo en el umbral, mirando atento cada movimiento de su acompañante, era la primera vez que lo veía apenas despertar, pues en los días que llevaban conviviendo, solo se encontraban durante la cena.

—No te quedes ahí, es tu casa, vamos siéntate —invitó Izuku con una discreta risilla.

Obedeció, tomando su lugar en un extremo de la mesa, el perfecto lugar para mirar a Izuku desde atrás. El pecoso pareció sentir su mirada, pues se giró discretamente y le regaló otra cálida sonrisa. Entonces el héroe salió de su ensoñación, en serio, odiaba lo coqueto que podía ser Izuku, siempre parecía volverlo un idiota enamorado.

—Déjame ayudarte con eso —Se levantó de golpe, dirigiéndose a buscar los platos, las tazas y los cubiertos.

—No es necesario, lo tengo bajo control —dijo Izuku haciendo un puchero, solo quería ser amable y atender al héroe, pero ese necio no le dejaba las cosas fáciles.

—Yo me encargo de poner la mesa, tú sigue en lo tuyo.

El héroe lo había ignorado cruelmente. Sin notarlo, otro puchero adornó sus facciones. El sonido de la cafetera llamó su atención, se estiró un poco para apagarla, pero su mano chocó contra la del héroe que había hecho lo mismo que él. Al tocarse, ambos retiraron la mano, y se miraron. El gran y poderoso héroe número uno, no olvidaba lo peligroso que era ese chico, tenía que ser cuidadoso, pues no quería terminar envuelto en algo que a Izuku pudiera desagradarle. Respecto al pecoso, entendía que el héroe quizás estaría resentido con él después de todo lo que había sucedido, entonces, era mejor darle su espacio.

Mientras se miraban, ese rincón de la cocina se llenó con el vapor que salía de la cafetera aún encendida, y con el aroma a quemado del desayuno, pues el chef se había descuidado, mirando a su acompañante.

Katsuki apagó la cafetera, para seguir con sus labores de servir la parte del desayuno que ya estaba lista. Izuku volvió a la estufa, con un gesto de enojo en el rostro, ese héroe era un necio en toda la extensión de la palabra, sabía que estaría terriblemente cansado por tantas horas de trabajo, y aún así, seguía intentando ayudar, pero estaba tratando con Izuku Midoriya y no iba a dejarle las cosas tan fáciles al héroe testarudo.

Poniendo en práctica su experiencia, apagó las llamas. Con una sonrisa pícara bajó ligeramente una de las mangas de su playera de talla extra, dejando al descubierto uno de sus hombros y parte de su pecho lampiño, revolvió discretamente su cabello y se dió la vuelta, apoyándose en la encimera.

—Héroe —cantó, desviando hacia él la atención del hombre que servía un poco de arroz—. No imagino lo cansado que debes estar después de trabajar tanto —murmuró con falsa timidez, acercándose peligrosamente al hombre que lo miraba con los ojos muy abiertos—. ¿Por qué no me dejas consentirte por hoy?, yo cocinaré, yo limpiaré, tú solo relájate y déjate llevar.

El provocativo chico dejó un rápido beso en los labios del héroe, quien sin apenas notarlo, ya estaba sentado de nuevo. Dynamight, había perdido otra vez, y quien lo había vencido, ahora se paseaba feliz por su cocina, sirviendo el desayuno para dos.

The slut and the hero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora