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—¿Acaso jugamos a las escondidas de nuevo? —dijo entre risas Kanako. Arisa bufó, era su quinto intento en el día de escabullirse de aquella chica para tener un momento de paz. Hacía un mes que debía ingeniar un lugar nuevo a diario para esconderse, porque de algún modo, Kanako siempre daba con su ubicación.

Ya había probado ocultarse en el hueco de las escaleras, la azotea, el peor baño existente en la escuela, la habitación del conserje, sala de profesores, la biblioteca, dos arbustos, escalado la cúspide de cuatro árboles, incluso fue detenida por la propia Takatsuki cuando intentó meterse en un bote de basura.

—No, Takatsuki, por favor váyase. —Arisa tapó su cara usando sus manos, no quería que Kanako viera su cara enrojecida por la vergüenza. Ver a esa chica solo le traía malos recuerdos y miedo de ser expuesta nuevamente.

Kanako por su parte parecía no querer rendirse, incluso llegó al extremo de buscarla en un rincón de una encimera del abandonado laboratorio de física.

—¿Por qué estás aquí? Desde que cambiaron de profesora hace 10 años, no viene nadie a hacer prácticas de física, o eso dicen. De hecho está prohibido venir sin autorización. —La menor no parecía tener intenciones de callarse, quería sacar una plática a toda costa.

—Por favor no le diga a nadie que estuve aquí, Takatsuki, puede quedarse pero en silencio, quiero estudiar un poco. —Arisa volvió su atención a sus apuntes. Salió de la parte baja y se sentó, apoyando todas sus cosas sobre la encimera. Kanako estaba sentada a un lado de donde ella había puesto sus útiles.

Ambas habían quedado en completo silencio por quince minutos, Arisa tenía toda su atención en su cuaderno.

Kanako tenía toda su atención en detallar el rostro de la persona que admiraba.

—¿Me odias, Arisa? —Ahí va de nuevo, el mismo interrogatorio de todos los benditos días. Arisa suspiró profundamente para no perder la poca paciencia que tenía.

—Por milésima vez, Takatsuki, no la odio.

—¿Por qué eres tan fría conmigo? Prometo nunca volver a molestarse en redes, es más, si me lo pidieras dejaría de ser fan de...

—No, Takatsuki, por millonésima vez, no debería cambiar sus gustos por nadie.

—¿Por qué me evitas? —Ahí estaba, lo que Arisa temía, una pregunta que no había escuchado antes. Ahora debía pensar en qué responder.

—Yo... No lo sé, solo quiero estar sola. —Fue lo primero que se le ocurrió, era mejor que "eres agradable pero no puedo verte a la cara porque siento vergüenza de que sepas quién soy en realidad"

—¿De verdad? —Kanako ladeó su cabeza, sentía mucha curiosidad, pues haría todo lo que pudiera por acercarse a Arisa.

—De verdad. —Aunque su tono de voz era firme, su legunaje corporal la traicionaba.

—¿Estás segura? De repente estás rascandote el lunar de tu mejilla. —Kanako se acercó al rostro de Arisa para comprobar que sí estaba rascando el lunar de su mejilla. Ella sabía de memoria donde estaba, pero no perdía nada asegurándose.

—Solo me pica. —Lo que más le preocupaba a Arisa, era que una compañera descubriera lo que hacía cuando mentía. No tenía idea de cuándo tomó ese mal hábito, pero no podía evitarlo.

—¿Mientes? Te lo estás rascando mucho, ten cuidado o te puedes rasguñar. No me voy a burlar ni nada si me dices la verdad. —La sinceridad en las palabras de Kanako y su mirada de perrito triste parecían haber convencido a la dura y fría Arisa.

—Yo solo no quería que nadie sepa que...

—¿Te da vergüenza que alguien sepa que en realidad eres una Troll en redes sociales? —Ahí estaba, Kanako había soltado la hipótesis hecha por Nao porque fue la primera que pudo recordar.

—¡No soy eso!

—Te ayudaré, pero promete que intentarás ser mi amiga y dejarás de evitarme.

—Lo pensaré... ¿Pero ayuda en qué? —Arisa debía preguntar, pues Kanako ya le había dicho en otra ocasión que ella convenció a su amiga de ocultar la información.

—Furirin piensa subir todas las imágenes editadas, como para hacer más burlas. Con mi respaldo ella no hará nada que no deba, al menos no contigo. —Kanako soltó una risa nerviosa, probablemente Arisa iba a pensar que era un peligro por ser amiga de alguien tan peculiar como Ai.

—Ya veo. —Arisa se puso a pensar, si se volvía amiga de Kanako por un largo periodo, su información y reputación estarían a salvo gracias a ella. —Tenemos un acuerdo entonces, seamos "amigas" —dijo haciendo énfasis en la última palabra, como si sintiera mucha pereza y fastidio de tener que hacerlo.

—¡Wuuu! Te veré mañana entonces, avisame cuando tengas algo de tiempo libre para salir en la tarde. —Arisa tragó en seco, la menor se había entusiasmado mucho.

—Cla... Claro —balbuceó, se sentía nerviosa pues nunca antes había tenido amigas, solo compañeras de clase que no pasaban de hablar con ella para trabajos en grupos. Ni siquiera sabía cómo pedir permiso a sus padres, nunca había por la tarde a una actividad diferente de hacer mandados.

—Casi lo olvido, dame tu celular. —Arisa, extrañada, le extendió su dispositivo a Kanako.

—Es raro ver a alguien de esta edad que no tiene una contraseña, eres sorprendente. —Kanako se dio una vuelta en el celular de Arisa, nada fuera de lo normal, de hecho parecía un teléfono totalmente nuevo, no tenía nada personalizado.

Tenía dos Widget, una imagen de su familia (conformada por ella, sus padres y un hermano menor) y otra de Blackpink. Las únicas aplicaciones diferentes a las predeterminadas eran la de mensajería y dos juegos que no necesitaban conexión a Internet.

Si le preguntaran su opinión a Kanako, diría que es el teléfono de una señora de la tercera edad.

—No la necesito, es un gasto innecesario tener que recordar ese patrón. —nadie debía saber que no tenía una porque las olvidaba y debía formatear su celular constantemente.

—Entiendo. Aquí tienes. —Con su sonrisa más brillante, devolvió el celular a Arisa, la cual lo guardó de inmediato en su bolsillo, no tenía tiempo de revisarlo ahora.

—Lo revisaré cuando llegue a mi casa, de verdad. —Arisa rompió el incómodo silencio que se había formado en menos de cinco minutos porque Kanako se le había quedado mirando como si esperara que Arisa viera pronto qué había hecho cuando le entregó su celular.

—Bueno, ya te dejo, pareces ocupada. Nos vemos mañana, amiga mía. —La menor salió intentando caminar normalmente, pero Arisa notó que daba pequeños saltitos.

—Amiga...

El sentimiento era nuevo para Arisa. Nunca había perdido su tiempo relacionándose con otras personas. Ella era la chica "la humanidad es una mierda 3000".

Tal vez Kanako sería diferente.

HidE and SeeKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora