Capítulo 10

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Las máquinas de las personas del cielo llegan a la aldea y yo me mantengo alejada.

—¿Tranquila sí?—Neteyam me toma de los brazos para intentar calmarme, ya que sabe que a pesar de convivir con los humanos buenos durante casi toda mi vida, a lo largo del último año hemos estado peleando contra ellos e incluso son los responsables de las muertes de toda mi familia.

Afirmo con un asentimiento de cabeza y le indico que vaya a ayudar a Jake a bajar las cosas de la máquina voladora.

Todos vamos a la casa, veo como los humanos que se han alterado a ellos mismos para tener nuestro cuerpo la examinan por medio de aparatos tecnológicos, indicando que no ha tenido ningún derrame cerebral y que todo está bien con ella, aunque Kiri siga inconsciente. Su tecnología no es tan avanzada como piensan.

Ronal se acerca con sus cosas medicinales en sus brazos, pero al ver a estas personas con sus aparatos tecnológicos decide mejor irse, pero Neytiri la convence para que se quede.

—Remuevan esas cosas—ordena Ronal como condición.

—¡Fuera!—grita Neytiri—¡No han hecho nada!—todos comienzan a retirarse con sus aparatos.

Neteyam está en la entrada del hogar, con sus brazos cruzados sobre su pecho, mientras que yo estoy sentada cerca de Kiri y Jake.

Tuk y yo asistimos a Ronal mientras atiende a Kiri. Hace una oración mientras pincha todo el torso de ella con una aguja. Observamos con atención cómo sopla la parte baja de su espalda y luego exhala todo al aire. Después de varios intentos, Kiri abre los ojos totalmente confundida. Tuk y yo sonreímos del alivio.

—Kiri—digo aliviada, muy conmovida por la situación, sobando su cabello.

—Despertaste—comenta Tuk muy emocionada.

Neytiri toma la mano de Kiri y la junta con su mejilla, ambas comienzan a llorar. Una lágrima sale de mi ojo, por ver cómo ella se preocupa por su hija, por ver a mi mejor amiga por fin despierta.

En la tarde me fui a sentar sobre la arena, abrazando mis piernas dejando que el viento acaricie mi rostro y haga bailar mi cabello.

—¿Todo bien?—pregunta Neteyam sentándose al lado mío.

—Tu hermana casi muere, ¿qué crees?—sonrío sarcásticamente y él me imita—solo estoy pensando... soy afortunada...

Neteyam entrecierra sus ojos, algo confundido.

—Tras la muerte de mis hermanos, Eywa no me dejó sola—lo miro a los ojos y sonrío compasivamente—me dejó viva por algo—afirmo con un movimiento suave de cabeza—y me dejó con ustedes.

—¿Los viste durante el vínculo?—pregunta tímidamente.

—Sí, también vi a mis padres—él parece sorprendido. Le sonrío.

—Cuando estés lista... si deseas puedes hablarme de eso.

—Estoy lista—sonrío y él parece entusiasmado—fue increíble... Al inicio me sentí muy mal porque vi a Tuny quejándose con Loyr por extrañar mucho a nuestros padres, pero después... me reuní y lloré con ellos. Luego nuestros padres se unieron a nuestro abrazo y fue hermoso.

Entrelazo mis dedos sobre una de mis rodillas dobladas y pongo mi mentón sobre ellos, alzando mi mirada para ver a Neteyam.

—Me alegra que los hayas visto—sonríe y me rodea con su brazo sobre mis hombros. Recibo su abrazo y me siento como en casa.

Nos quedamos viendo el mar los dos juntos durante varios minutos, uno cerca del otro, deseando que este momento sea eterno. De alguna u otra forma logro sentirme completa, como si estuviera renovada.

NeteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora