Los compromisos con ajenos no es divertido, la gran mayoría logra acabar en buena relación, los otros simplemente no pueden decir lo mismo, y otros, que amaban desde el minuto cero, el que ahora sería por siempre su destino..
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-Silvia, dime, ¿Por qué siempre se tiene que ir por el camino de la violencia? -dudo, mirando por el espejo a su dama, quien ajustaba y acomodaba su tiara.
-Tengo entendido que los caballeros son muy orgullosos y dedicados a lo que hace... -dijo dando espacio- Mas si es alguien a que cuidan o quieren demasiado, supongo que fue por eso que el caballero Samford tuvo ese comportamiento.
-Desde que llegamos, David ha estado muy impulsivo, he notado que se la pasa más molesto que antes.
Silvia la miro, parándose a su costado, Celia se levantó de su lugar, y camino hacia el balcón, que ahora soplaba una fresca y suave brisa mañanera, a lo que su dama la siguió.
-Quizás a él no le gusta estar aquí. -susurro mirando con preocupación hacia el paisaje- ¿Crees que se sienta presionado a estar aquí?
Silvia estaba fascinada por la preocupación que tenía la princesa por el caballero, era la primera vez que ella veía a una princesa tan preocupada por algo que no fuera o su peinado, vestido o imagen, Claro que la princesa Suzette se preocupaba por eso, pero ella si era diferente a otras princesas, también priorizaba sus deberes, y respetaba a todos a su alrededor, sin decir que tenía un corazón muy noble y fuerte, pero Celia era otra cosa, era un alma mucha más ingenua y piadosa, una que no parecía encajar en ese mundo, con eses monstros que nosotros les decimos humanos
-¿Por qué no lo consulta con el señorita? -Silvia sonrió, acercándose a ella- Quizás, si habla con él pueda entender lo que pasa.
-¿tú crees? -la miro.
-Por supuesto, usted es muy buena con las palabras. -sonrió- todo va a salir muy bien, créame.
Celia asintió, no tenía por qué mentirle, ¿Verdad?, solo le tocaba hablar con David antes del combate.
El desayuno luego de eso estaba tranquilo, a pesar de haber estado hace unos momentos, no pareció haber interferido mucho en ello.
Celia esa mañana había elegido un vestido bastante simple, falda larga al igual que más mangas, de cuello cuadrado, esté, en una monotonía de azul, llegando a ser bastante hermoso, sin decir que la tela era muy ligera.
Axel por su parte se puso algo más simple, un chaleco de tono negro, con bordes rojos y cuello alto sin mangas, un pantalón pegado de color negro,
-Dígame princesa. -Axel llamo con suavidad- ¿Fue casualidad que hoy quisiera salir al patio?
Celia tragó lo poco que tenía en la boca y negó.
-La verdad, es que me asusté un poco, y por eso salí. -Confeso tomando su copa llena de agua.
-¿Se asustó? -Axel ahora tenía toda su atención en ella- ¿Y eso por qué?
-Sali a ver el lindo prado como todas las mañanas. -Dejo la copa a un lado- pero hoy hubo unos ruidos que me llamaron mucho la atención, cuando busqué aquel ruido tan inquietante, vi la escena.
