Los compromisos con ajenos no es divertido, la gran mayoría logra acabar en buena relación, los otros simplemente no pueden decir lo mismo, y otros, que amaban desde el minuto cero, el que ahora sería por siempre su destino..
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✨Ahora ten en cuanta Cómo iniciaste, siempre va haber alguien que esté para ver de comenzar pero jamás al final.✨
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El momento había llegado.
La hora en la que La Segunda Princesa del Imperio de La Luna Celia Hills, seria presentada ante el mundo como la prometida del Primer Príncipe, para llegar con él a la corona, como emperadores de todo el Reino, ya por fin había llegado.
-No vayan a cometer ningún error. -Silvia custodiaba de la preparación de su princesa- Todo debe salir perfecto para hoy.
-Si señorita.
La joven princesa se encontraba en su alcoba, junto con algunas doncellas que le ayudaban a prepararse, el vestido seleccionado para la ocasión fue nada más y nada menos que el regalo de la princesa Suzette, uno bastante revelador, pero que le parecido más que perfecto para la ocasión.
El vestido era elegante, y seductor al mismo tiempo. Con un hermoso detalle alrededor del cuello y sobre sus pechos. Sus mangas cortas, eran de dos tipos de telas. Una transparente sobre sus hombros -y cubriendo su pecho, para sostener aquel detallado- y una color celeste.
El vestido caía en revuelos hasta tocar el piso, con una abertura del frente. La parte de su pelvis era cubierta por una falda que empezaba en su cintura y terminaba unos dedos arriba de sus rodillas. Su esbeltas pero elegantes piernas llevaban unas mallas transparentes, con un detalle como el del vestido un poco más abajo de donde comenzaba la falda.
Celia, quien yacía frente un gran espejo, admirando lo bonito que era el vestido y pensando en cuanto quería que su hermano estuviera ahí para verla, pues él siempre era le primero en verla con sus nuevos vestidos, lástima que no estaba presente.
- ¡Se ve hermosa alteza! -Dijo Silvia dando unos pasos hacia ella- Ese vestido realmente le luce muy bien...
-Muchas gracias Silvia... -se giró hacia las doncellas- Ya pueden retirarse, gracias...
las doncellas asintieron, hicieron una reverencia y salieron de la habitación, quedando a solas con su doncella.
- ¿Realmente me queda bien? -Pregunto, mirando a Silvia, quien sonreía con gran emoción.
-Princesa, luce realmente divina, solo estoy un poco sorprendida por el color.
- ¿Eh? -Miró su falda y se giró hacia el espejo- ¿Acaso está mal? -preguntó preocupada.
- ¡No, no, no! -Silvia se acercó- No es que quede mal, es que nunca había visto uno de gran tamaño en colores fríos... hace que resalte.
Celia la miro por el espejo, Silvia la miraba fijamente, con un pequeño brillo en ojos que era difícil descifrar, se giró lentamente hacia ella, tomándola por sorpresa con un abrazo.
