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Alicia Osuna
-¿otra vez vas a seguir con tus cosas, Alicia? Ya te lo hemos repetido miles de veces, esa carrera que quieres no te va a dar para comer! No puedo creer que seas tan estupida!.

Mi padre estaba dándome el décimo sermón del día pues acababa de enviar mi ficha a la Universidad de fútbol y ciencias del Deporte aquí en Pachuca.

Les contaré, mi nombre es Alicia Osuna y vengo de una familia bien posicionada. Mi abuelo fundó la firma de abogados más importante de aquí de Hidalgo y por ende toda mi familia se dedica a las Leyes. Mi mamá conoció a mi papá en la universidad, a los pocos meses se casaron y tuvieron a dos hijos, mi hermano mayor Roman y luego mi hermana Anahí. También estaba mi tío Rogelio que también era abogado junto con su esposa Lucia, al igual que su hijo y bla bla bla.

Román había salido de la carrera hacia dos años y se encontraba en España haciendo una maestría, y Anahí se graduaría el próximo semestre de la misma carrera.

Y luego estaba yo. La más pequeña de la familia y la oveja negra. Desde que era una niña supe que no era igual que mis hermanos, mientras que ellos tenían un carácter fuerte e imponente como el de mis padres, yo era una pequeña niña tímida, no me gustaban las discusiones y lloraba si alguien llegaba a levantarme la voz. Amaba hablar, era una niña parlanchina que podría hablar y hablar por horas de cualquier tema, podía ser la cosa más insignificante del mundo y aún así yo lograba hablar de eso por horas o al menos solía hacerlo...

Flashback

-Y entonces mami, Luis me dijo que su perrita estaba enferma, y yo me puse a pensar en el perrito que vi la otra vez en la calle, ¿lo recuerdas? Era un perrito pequeñito y negro. Estaba tan bonito y chiquito que quería agarrarlo y traerlo a la casita y así poder....

-Si Alicia, muy bonito. Por favor, ¿podrías hacer silencio? Mañana a primera hora tenemos un juicio muy importante y necesito concentrarme.-dijo mi mamá sin apartar la mirada de los papeles que estaban en su escritorio.

-Pero mami...

-¡Alicia por Dios! Tu madre te dijo que te callarás. ¿Es que no te puedes estar en silencio ni cinco minutos?. Siempre escucho tu chillona voz resonar por toda la casa! Eres tan molesta!!! Por eso nadie te soporta.- y golpeó con su puño su lado del escritorio.

Inmediatamente las lágrimas comenzaron a salir y corrí lo más rápido que pude al patio mientras sus palabras se seguían reproduciendo en mi mente.

Eres tan molesta.
Eres tan molesta.
Eres tan molesta.

Por eso nadie te soporta.
Por eso nadie te soporta.
Por eso nadie te soporta.

Corrí y corrí sin ver a donde me dirigía hasta que sentí mis rodillas chocar contra el duro concreto ocasionando que se abrieran y que mi llanto aumentara.

-¿Niña, estas bien?

mini maratón para que entren en contexto

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