ocho

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Alicia Os
Kevin llevaba 5 minutos con mi nota en manos.

Luego de que mi maestra me hubiera felicitado y puesto de ejemplo con todo el salón, recibí un mensaje del futbolista preguntándome que como me había ido, y que, de ser posible, amaría leer mi trabajo final.

Así que aquí nos encontrábamos, bajo el mismo árbol en el cual compartimos dos semanas de nuestras vidas.

Mis nervios estaban de punta, no tenía idea de lo que estaba pensando.

-Y-y..y, ¿qué opinas?.-tome todo el valor que tenia y decidí romper el silencio.

Kevin desvió la mirada de la hoja de máquina y me miró a los ojos.

Sus preciosos ojos marrones se encontraban rojos y cristalizados.

-Kev...Yo...perdón.-Kevin negó con su cabeza interrumpiéndome.

Luego, dio un paso hacia mi y me abrazo levantándome unos centímetros del suelo. Su abrazo tenía tanta fuerza que creí que me quedaría sin aire.

-Kev...N-no r-r...respiro.-susurre

Kevin pareció escucharme ya que me bajo al suelo y soltó de su agarre.

-Me encanto, neta que no tengo palabras. Eres una chingona.

De inmediato el color subió a mis mejillas, pase mi cabello para enfrente intentando cubrirlas mientras miraba al suelo.

Entonces, la mano de Kevin pasó a mi mejilla y la acarició suavemente provocando que me sonrojara más.

-¿Tienes algo que hacer?.

¿Como?

-Ehh, no, no, ya iba a mi casa.-respondí nerviosa.

-¿Quieres ir a comer conmigo? Para festejar, tu y yo.

Mi corazón comenzó a latir con fuerza y intente actuar lo más normal que pude.

-Si tu quieres si.-murmure en voz baja.

Mire como sonrió grandemente y asintió.

-Perfecto, vamos en mi carro.-tomo mi mochila que estaba en el pasto y se la colgó en un hombro para después poner su mano en mi espalda baja y animarme a caminar.

-Yo traje mi carro.

-Podemos ir en el mío, y después te traigo de vuelta y ya te llevas tu carro. ¿Te parece bien?.

Y no me quedó otra más que aceptar y esperar con todas mis fuerzas que no fuera a arruinar esto.

(...)

-Ughhh estoy llenísimo.- Kevin de recargo en la silla y sobo su estómago haciéndome reír.

-Yo también lo estoy.-imité su acción y ahora fue el quien soltó una linda carcajada.

Todavía no podía creer que estuviera aquí, con el. Luego de tantos años haberme vuelto a encontrar con el desconocido que le dio sentido a mi vida, me parecía tan impresionante, definitivamente el universo trabajaba de maneras increíbles.

-Tienes una sonrisa hermosa, Alicia.

Salí de mi burbuja y lo miré.

Mi sonrisa se agrando.

No sabía muy bien que responderle, sin embargo, no fue necesario pues sólo unos segundos después sus labios chocaron con los míos causando que viajara al paraíso.

Estaba besándome. Kevin Álvarez estaba besándome a mi.

Sus suaves labios se movían con tanta delicadeza, como si fuera a romperme en cualquier momento, como si me fuera a deshacer en sus brazos, tal y como lo estaba haciendo en estos momentos.

Kevin...me subiste al cielo en ese momento, ojalá supiera el infierno que traerías a mi vida después.

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