quince

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El día había pasado muchísimo más rápido de lo que esperaba. Sentía que apenas abrí los ojos cuando de pronto ya estaba en mi cuarto alistándome para el partido.

Unos minutos más tarde termine y tome mi celular para revisarlo.

Y como últimamente sucedía, nada. No había ni un solo mensaje de él, así que simplemente suspiré, volví a bloquear el celular y agarre mis llaves para comenzar a conducir hacia el estadio hidalgo para el juego.

35 minutos después llegue. Estacione el auto en el área de trabajadores y sin olvidarme de la tarjeta de identificación que Dante me había dado antes entre.

—¡Alicia! Llegas temprano.— aquel rubio amigo mío me recibió alegremente.

—Hola Dante, ya sabes que yo siempre.— respondí sonriendo.

—Lo se,lo se, ¿estas lista?.— preguntó.

—Listísima.

Claro que lo estaba.

Una media hora después el estadio comenzó a llenarse, entre aficionados y futbolistas que comenzaron a entrar a las canchas a calentar.

Justamente, el area que me tocaba cubrir era en la cancha, por lo cual tenía una vista muy clara de quienes llegaban y quienes no.

Y bueno, no era muy difícil deducir que mi corazón latía con fuerza ante la idea de estar tan cerca de Kevin nuevamente, a pesar de que todavía no llegaba, mis manos ya comenzaban a temblar y el famoso hueco en el estómago ya se había instalado.

—Oye, voy por unas cámaras, ¿te quedas así?.—una vez más Dante interrumpió mis intrusivos pensamientos.

—Si, aquí espero.

El solamente asintió y dio media vuelta, entonces, decidí sacar mi celular y matar un poco de tiempo en lo que todos llegaban.

Entre a Instagram y comencé a deslizar viendo fotos de mis seguidores, enterándome de chismes ajenos y...

—Uy, perdón!!!.— estaba tan metida en el chisme que no escuché nada hasta que sentí un empujón que me hizo tambalear hacia enfrente.

Por suerte, unas manos desconocidas me tomaron del brazo y evitaron que hiciera el oso de mi vida cayéndome frente a todos.

—¿Que...— comencé mientras daba la vuelta para mirar quien me había empujado. Pero, mi frase quedó en el aire al estar de frente a un muchacho con uniforme roji-negro.

Abrí un poco la boca al verlo tan cerca.

—Perdón! Perdón! Venía nervioso y no me fijé por donde caminaba, ¿te hice daño?.— mi gesto de incredulidad creció más al verlo tan preocupado.

Wow, es que era un hombre hermoso.

—No, no, no te preocupes, estoy bien.—hablé torpemente.

—¿Segura?

Yo solamente asentí sin dejar de verlo.

—Que tonto, ni me he presentado. Soy Haret Ortega.— el futbolista estiró su mano, la cual tome de inmediato.

—Soy Alicia.— respondí.

—Hola Alicia.—su gesto de preocupación cambio por una sonrisa que me puso de nervios.

—Hola Haret.—sonreí también aún con nuestras manos juntas.

—Tengo que comenzar a calentar, pero, ¿te quedarás todo el partido?.— me preguntó.

—Si, trabajó con los tuzos.

—Bueno, espero verte ahorita.—dijo.

¿Acaso estaba coqueteando?

Ni rostro se puso rojo y los nervios aumentaron, tanto que apenas y pude asentir como respuesta ante su mirada.

Haret solamente sonrió más grande y comenzó a caminar lejos de mi, dejándome muy confundida.

¿Que había sido eso? ¿Por que me gusto esa conversación?

Pero, luego caí en cuenta que no había sido la única confundía en el lugar, pues, cuando me voltee aún con una tonta sonrisa, mis ojos de inmediato se toparon con una intensa mirada marrón que me veía fijamente a metros de distancia.

Kevin había llegado, y, presentía que había presenciado todo lo que acaba de pasar, y no se veía muy contento.

Kevin había llegado, y, presentía que había presenciado todo lo que acaba de pasar, y no se veía muy contento

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celos de tus ojos cuando miras a otro chico tengo ceeeelos, celooooss

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