Parte cuatro.

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Jake hablaba de algo con Nadine, no estaba prestando mucha atención pues estaba muy ocupado recargando mi mejilla en le hombro de Jake, él aún me tenía en brazos. Los dos chicos parecían discutir algo, solo espero que Jake sepa cómo hacer que la maldad en mi interior desaparezca, no soportaría hacerle daño o a Nadine, los dos se han portado muy bien conmigo.

–¡Me parece una excelente idea!– dijo Nadine.

– Bien, Entonces hagámoslo – dijo Jake.

Me llevaron a una pequeña fuente en la iglesia, mientras Nadine buscaba algo en su cuaderno yo observaba al hombre colgado de una cruz, me daba miedo, ¿Por qué pondrían la estatua de un hombre ejecutado?

– Jake – hablé.

–¿Sí?–

–¿Quién es él?– pregunté señalando la estatua del hombre ejecutado.

– Es Jesús, se supone que el vino a salvarnos pero... – se quedó mirándome – aún hay cosas malas pasando en el mundo.

–¿Él puede llevarse la maldad que hay en mi?– pregunté.

–¡Por supuesto!– habló Nadine – Dios todo lo puede y estoy segura que él está ansioso de que te entregues completamente a él.

Y ahí comenzó lo que fue bi bautizo, Nadine leía cosas que estaban escritas en su cuaderno y Jake y yo lo escuchábamos, luego dijo que necesitaba un padrino, pero no había quién. De repente se me ocurrió una idea:

– Jake, ¿tú podrías ser mi padrino?– le pregunté a Jake.

–oh, pues... Claro – dijo sonriendo.

Nadine sonrió con ternura, pero todavía necesitaba una madrina.

– ¿Quieres ser su madrina?– preguntó Jake.

–¡Claro! Me encantaría – dijo ella y acarició mi mejilla.

Jake me tomó en brazos y me acostó, luego virtió agua en mi cabeza y comenzó a recordar una bendición. El agua corría por mi cabeza de mi frente, pasando por mi cabello y terminando por hacerme cosquillas en la nuca.

– Listo, ya estás limpio – dijo Jake, sentándome de nuevo.

–¡Waoo! Que experiencia, y fue tan fácil – dije alegre.

Ambos chicos me sonrieron.

– ¡Gracias! Gracias Jake ~ gracias Jake~ gracias Jake ~~~– comencé a cantar.

Luego de ya estar bautizado y de haber conseguido a mis padrinos nos fuimos a la habitación, pero ya era de noche así que Nadine se fue a la suya y yo me fui con Jake, al llegar vimos que no estaba Devon.

– Probablemente sigue molesto – dijo Jake poniéndose el pijama.

Yo analicé la habitación, había dos camas, una para Jake y otra para Devon. No había más sitio.

– ¿Dónde voy a dormir?– pregunté.

Jake también analizó la habitación, vió la cama de Devon y luego la suya, después me vio a mí y volvió a ver la cama de Devon.

– Supongo que Devon se enojara si duermes en su cama, puedes dormir en la mía y yo duermo con Devon cuando llegue– respondió.

Yo asentí y fuí a su cama, me quité mis zapatos rojos dejando libres mis pies, Jake se quedó viéndome como sorprendido.

– ¿Qué?– pregunté.

– Nada, solo nunca te había visto son zapatos – dijo.

Él se acostó en la cama de Devon y yo hice lo mismo en la suya, me cubrí con las mantas y me dispuse a dormir, estaba cansado, la golpiza que me dio el otro yo malo me había dolido y necesitaba recuperar energía. Pero no pude dormir al sentir a Jake levantarse y dar mil vueltas por la habitación, seguro esperando a Devon, pero éste jamás llegó.

No tenía idea de que hora era cuando Jake volvió a sentarse en la cama, yo me senté y lo miré, su rostro tenía una expresión preocupada y de angustia, no me gusta ver a Jake así, él es mi amigo y ahora también mi padrino. Me levanté y fui hasta la otra cama donde estaba él y me senté a su lado, pero no me miró, su respiración era agitada y parecía estar apunto de llorar.

– Jake... – dije poniendo mi mano en su brazo.

El no me respondió, siguió intentando controlar su respiración.

– Jake no tengas miedo – le dije – Devon te ama y volverá por ti.

El siguió intentando controlar su ataque de ansiedad, yo no me aparté de él en ningún momento. Cuando finalmente se calmó volteó a verme.

– Gracias – dijo.

– Si quieres puedo esperarlo contigo – dije.

– Sí, eso estaría bien – respondió sonriendo.

Y así estuvimos un par de horas, esperando a que Devon llegara, poco a poco el sueño me fue venciendo y me recargué en el pecho de Jake, me gustaba ese lugar, me hacía sentir seguro. No me dí cuenta cuando me quedé dormido, solo sé que cuando desperté ya era de mañana y Jake se estaba poniendo el uniforme.

– Buenos días – dije.

– Hola amiguito – dijo terminando de ponerse su corbata – Te traje unas galletas para que comas, el padre Bryce nos dijo que había una reunión importante en la iglesia así que debo ir, no te salgas del cuarto –

Yo asentí y fuí al escritorio donde estaban las galletas, el antes de irse me dejó su celular para que jugará algunos juegos en los que regresaba.









Continuará.


Chucky bueno. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora