Las huesudas manos se movían hábiles llenando los platos con las costillas y las guarniciones. Hoseok estaba cautivado por la sonrisa casi infantil que adornaba el rostro de su muñeco, cada vez más se sorprendía con lo expresivo que resultaba ser el muñeco y no entendía de dónde provenían las "fallas"; siendo ésta la razón del maravilloso descuento.
—¿Saliste de la casa? —preguntó percatándose de los tiernos bollos de pan. —Hyungwon, te advertí que no salieras de la casa sin mi permiso.
El muñeco negó chupando de sus dedos la salsa oscura perteneciente a las costillas.
—Prometí que sería un muñeco obediente y lo estoy siendo —aseguró jalando su silla para sentarse más cerca de Hoseok. —Moonbin vino de visita exprés con su hermana y nos trajo el pan.
Hoseok asintió tomado uno de los bollos.
—¿Y de qué hablaron?
Hyungwon sonrió encogiendo los hombros. —Binnie quería disculparse contigo por lo del otro día pero yo le dije que no había problema, ¿cierto?
La mano de Hoseok se detuvo en el aire y su rostro giró completamente hacia Hyungwon. El muñeco lo miró detenidamente esperando por su respuesta. Hoseok le sonrió mientras asentía.
—Tu ya no estás molesto conmigo, ni yo contigo. No hay problema alguno.
—¡Excelente! —el muñeco aplaudió para luego tomar sus palillos y comenzar a comer. Cada uno se sumergió en su propio mundo creando un silencio lo bastante cómodo que perduró hasta que los platos quedaron casi limpios y la fuente de vidrío sin una sola costilla. —Estoy lleno pero también quiero comer el postre.
Hoseok rió rechinándose en la silla.
Con la comida deliciosa y la agradable compañía había olvidado que estaba en lo alto de su casa.
—¿Postres? ¿Cuál es el postre?
Una sonrisa traviesa creció en la cara de Hyungwon y el desconcierto tomó lugar en Hoseok. Los ojos chocolate siguieron cada uno de los movimientos de Hyungwon hasta que lo tuvo sentado a horcajadas en su regazo con sus brazos cruzando su cuello.
—Tu eres el postre —susurró lamiendo la línea de la mandíbula del mayor.
Sin saber lo que hacía realmente, Hyungwon se acercó lenta y tortuosamente a los labios de Hoseok. Su corazón latiendo por segundo con acreciente violencia. Con delicadeza lo besó. La sorpresa fue para ambos pero pronto se encontraron sumergidos en la calidez del simple roce y desearon más. Una sonrisa surcó sus labios al sentir las fuertes manos cerrarse en su cintura mismas que lo empujaron más cerca, más profundo.
La cabeza le dio vueltas y aunque sabía que lo que hacen está mal no podía detenerse. Había deseado ese beso como la última gota de agua en un desierto. Después de mucho tiempo pensando; al menos lo que él creyó, profundizó el beso separando los labios y permitiendo que la lengua extraña juegue con la suya, a descubrir el sabor de su boca. Hoseok saboreó la boca dulce de Hyungwon y pronto se vio apretándolo fuerte contra su cuerpo.