6- Segunda base

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Llegó furioso a su casa el día que tuvo su encuentro con Sasori, le enfurecía que ese maldito enano pelirrojo no hubiera mostrado interés en lo que había pasado, como si besar a alguien en los labios fuera lo más normal, al menos para él no lo era, pues solo besaba a las personas que le gustaban. Se detuvo cuando en su mente brotaron esas palabras, Sasori no podía gustarle, era lo contrario a todas las personas con las que había salido, además era alguien que lo alteraba bastante fácil y eso no era bueno para la salud de él ni de nadie.

Estuvo a punto de ir a buscarlo los días siguientes y usar de pretexto el asunto de Silver, pero no pudo, no sabía que era lo que lo detenía y tampoco podía entenderlo. Ciertamente no le preocupaba mucho que Yahiko tuviera a Silver, era bueno con las mascotas y seguro hasta lo cuidaría mejor que su hermano.

- ¿Te sucede algo?.- le preguntó un día su madre mientras tomaba desayunar.

- No.

- Has estado un poco raro en estos días.

- ¿Por qué lo dices?, Actúo como siempre.

- Últimamente no te has quejado de Sasori, ¿Qué le hiciste al pobre chico?

Itachi dejó los cubiertos en la mesa, pero lo hizo de una manera agresiva, casi aventandolos, con lo que Mikoto supo que seguramente algo serio debio de haber pasado entre ellos dos.

- ¿Por qué me tratas como si fuera el malo?.- le reclamó a su madre.

- Porque te conozco y sé que te gusta menospreciar a la gente. Excepto a Sasuke.

- No le he hecho nada.- contestó molesto y se puso de pie listo para irse.

- No te le declaraste, ¿Verdad?

Itachi sintió como si hubiera sido descubierto, si no le estuviera dando la espalda a su madre, está hubiera sabido mucho por la expresión de su rostro. Había besado a Sasori, lo cual era como haberse declarado, pensó en ese momento, tenía que hablar con ese enano, tenía que hacerlo.

Itachi recobró rápidamente su postura sería y decidió responderle.- Jamás me fijaría en un enclenque cómo ese y estoy seguro que Sasuke tampoco.

Mikoto sólo sonrió conforme veía a su hijo caminaba hacia la puerta. Por más que Itachi se había esforzado por mentirle, sabía que algo había pasado entre esos dos, era cierto que le daba un poco de risa que su hijo mayor estuviera realmente enamorándose de alguien, porque algo de las antiguas relaciones de Itachi, era que todas sus parejas tenían sentimientos muy fuertes hacia él pero Itachi no. Aunque la tenía un poco difícil, Mikoto realmente sabía que Itachi sentía algo por Sasori y hubiera querido que se conocieran antes, pues dudaba mucho que su hijo mayor pudiera vivir con él mismo, si hacia algo que dañará a su hermano.

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Llegó a la clínica y se sintió libre, ahí no estaba su madre para seguir interrogandolo sobre Sasori. Ahora sólo quedaba hacer que esa frívola bola roja se esfumará de su mente, lo cual estaba seguro que sucedería en uno momentos, cuando tuviera que hacer la cirugía del perro de la señora Inuzuka.

Saliendo de la cirugía se sentía tranquilo, está había salido bien y, cómo lo esperaba, no había pensado en el estúpido enano, pero eso le duró poco, apenas llegó a su consultorio, pensó haberlo visto en un cliente y su estómago se encogió al momento, hasta que se dió cuenta que solo lo había imaginado.

Revisó a la mascota de aquella persona, y después se puso a ver una película en su laptop, había optado por una sangrienta que no tuviera nada que ver con amor, pero a pesar de que veía sangre por todas partes, el maldito enano aparecía en su mente, sobre todo cuando veía sangre, le recordaba el cabello de Sasori, el cual odiaba tanto al igual que esos ojos. Seguramente se había hecho una cirugía para tenerlos de ese color.

𝑴𝒊𝒆𝒏𝒕𝒓𝒂𝒔 𝑫𝒐𝒓𝒎í𝒂𝒔 (𝑰𝒕𝒂𝑺𝒂𝒔𝒐)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora