"La sal me persigue", esa esa la frase perfecta para relatar cualquier historia venezolana y la de Diana Villalobos.
Aventuras, frases patrocinadas por alguna ocurrencia de Armando Casas o hasta dibujos excelentes que se crearon en su cabeza y no da...
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📍 10 de Mayo de 2021 | Somewhere in England
NarradorOmnisciente:
El vestido de Armani de la novia había llegado a sus manos gracias a Diego Villalobos y Armando Casas, y aunque todos pudieron respirar mejor luego de eso, Fabiola tenía un tic en el ojo antes de decirles de cómo se iban a morir.
Por suerte su padre, que sin importar el dolor de cabeza proporcionado por su propia hija en una crisis de estrés, la calmó y le pidió que se arreglara nuevamente diciéndole que la iba a esperar afuera.
Maquillaje, tacones blancos y un vestido largo se ajustó en el cuerpo de la mujer que se vió en el espejo y no pudo aguantar que unas lágrimas se salieran de sus ojos.
Iba a casarse con el amor de su vida. El hombre que la quiso luego de que casi perdiera la esperanza de encontrar a alguien con quien reír y compartir momentos memorables, con quien la encantaba con una bolsa de skittles y una suave sonrisa.
Fabiola iba a ser la mujer más feliz del mundo con Jaime Dornan, que la esperaba con nervios cerca de la elaborada capilla que estaba en aquella pradera inglesa donde tuvieron alguna vez una de sus primeras citas.
La hora había llegado, y todas se preparon para aquel evento histórico. La boda que tanto esperaban. Minutos pasaban con lentitud y así iba llegando cada pareja con su respectivo chaperón al altar.
Diego le dió una palmada en el hombro a Jaime que se encontraba acariciando sus manos con nervios y como si fuera un cuento de hadas, allí apareció la princesa.
Diana no sonrió ya que sostenía aquel picor que se estaba creando en sus ojos, uno que desconocía ya que nunca había ido a una boda y ahora que su hermana se casaba, su corazón estaba latiendo con intensidad cuando la vió llegar al altar con su padre y la dejó allí, rompiéndo el contacto entre la mirada de Taron al perfil de María, que volteó a verlo unos segundos, para luego sonreírse de algo que estaba entre esos dos.
Palabras más, palabras menos. Solo bastó con decir la palabra clave y en todos aquellos presentes sonrieron cuando el pastor recitó las últimas famosas frases.
"(...) Puedebesar a la novia"
Viroteos y aplausos no tardaron en llegar a lo que Diana sonrió sintiéndo sus hoyuelos formárse en sus mejillas, aunque se aumentaron al ver aquella risa incrédula entre ambos esposos que sacaron al ver que ya estaban casados.
Tantos años de espera, que ahora ya estaba hecho.
Marido y mujer. Señor y Señora Dornan-Villalobos.
Esperó que alguno de ellos hubiera tomado una foto para hacerles un retrato, pensó Diana viendo los teléfonos y la cámara del fotógrafo profesional.
