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Dos meses transcurrieron, y entre Levi y yo se gestó una conexión que trascendía la mera amistad. Nuestra complicidad era palpable, como si estuviéramos unidos por hilos invisibles que nos guiaban el uno hacia el otro. En su presencia, me sentía completa, como si el mundo entero se desvaneciera a nuestro alrededor y solo quedáramos él y yo, compartiendo secretos y risas bajo la luz de la luna.

Me encontré perdidamente enamorada de él, de su mirada profunda y su sonrisa extrañamente cálida que iluminaba mi corazón. Cada momento a su lado era un tesoro, una oportunidad para sumergirme en su mundo y descubrir nuevos matices de su ser. Hablar con él era un deleite, cada palabra que pronunciaba resonaba en mi corazón, llenándome de una emoción indescriptible.

Aunque aún lidiaba con el dolor de la pérdida de sus amigos, Levi siempre estaba ahí para mí, protegiéndome con su ternura y su fortaleza. Nunca dejaba de sorprenderme con pequeños gestos de afecto, como traerme comida o regalarme cosas que yo mencionaba de pasada en nuestras conversaciones, como si pudiera leer mis pensamientos.

Intenté ocultar mis sentimientos, temerosa de enamorarme de un hombre sin dinero ni titulo noble, pero en mi corazón sabía que Levi era el único hombre al que había amado verdaderamente. Cada día que pasaba, mi amor por él crecía más y más, hasta que llegué a un punto en el que ya no podía negármelo a mí misma: estaba irremediablemente enamorada de Levi, y no sabía cómo decírselo.

La verdad no planeaba hacerlo, pues, no podía estar con el, mis sueños lujosos no podrían ser proporcionados por el, pues si viene del subterráneo no tiene ni un peso. Yo necesitaba un hombre con dinero, si Levi lo tuviera, todo sería perfecto... necesito escapar el aquí con desesperación.

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En medio del caos y la confusión, las palabras de Erwin resonaban en mi mente como un eco perturbador. ¿Cómo podía confiar en alguien que me había llevado a esta situación? Sin embargo, había algo más, algo que se entrelazaba con mi angustia y se aferraba a mi alma con fuerza irresistible: ella.

Desde el momento en que la conocí, no pude apartarla de mis pensamientos. Me atormentaba su recuerdo, su presencia que se aferraba a cada rincón de mi mente. Odiaba la forma en que me dejaba sin palabras, incapaz de expresar lo que sentía en lo más profundo de mi ser. Odiaba la dulzura de su sonrisa, el brillo de sus ojos que me envolvía en una red de emociones incontrolables. La odiaba por cada gesto de afecto, por cada palabra de aliento que me ofrecía cuando más lo necesitaba.

Recordar esos momentos me sumía en una espiral de autodesprecio y culpa. ¿Por qué yo había sobrevivido mientras Farlan e Isabelle habían perecido? Sentía el peso de su mirada sobre mí, el juicio silencioso de aquellos que ya no estaban. Pero, incluso en medio de mi tormento, sus palabras resonaban en mi mente como un faro de esperanza: "No estás solo".

Aunque mi mente luchaba por encontrar claridad, mi corazón latía al ritmo de un deseo ardiente. Quería protegerla, estar a su lado en cada paso del camino. ¿Pero por qué? La respuesta escapaba a mi comprensión, oculta en los recovecos más profundos de mi ser, mientras la necesidad de su presencia se volvía más intensa con cada latido de mi corazón.

Desde que la conocí, no he podido apartarla de mi mente, y lo odio. Odio mi incapacidad para expresarme correctamente, odio no poder gritarle cuando veo que está haciendo algo mal – como limpiar, porque temo que piense mal de mí. La odio porque me sonríe, porque toma mi mano, porque elogia mis ojos, porque me abrazó cuando más lo necesitaba.

Paraíso Oscuro {Levi y Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora