La cita del té

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Después del desayuno con la familia Edevane, pactaron que Arwen se mudara al castillo Diamante durante la primavera. Con la finalidad de que el príncipe conociera mejor a la joven, siendo acompañada de Serena como chaperona.

En este tipo de situación, es tradición que los jóvenes tengan su primer acercamiento en una ceremonia llamada: "La cita del té".

Por esa razón, escogieron una fecha y pautaron el encuentro, guiados por la agenda del príncipe.

La señorita Serena, estaba particularmente emocionada por esto, ya que dentro de sus recuerdos más preciados con Klaus, "La cita del té",  fue un momento mágico, lleno de emociones y mariposas en el estómago, por eso deseaba lo mismo para su hermana.

Así que se esforzó en alistarla para la ocasión, ataviándola con las joyas familiares y prestándole el mismo vestido que ella había utilizado en su cita con Klaus. El vestido era color rosado y se ajustaba increíblemente bien su cuerpo... Arwen se veía sorprendentemente hermosa.

Al mirarse en el espejo, sintió mucha emoción, esta cita era el primer paso  para convertirse en Reina y honrar a su familia. Ella siempre había sido respetuosa a las tradiciones de la realeza, y esto que estaba a punto de vivir era lo que había soñado toda su vida.

Las hermanas pasaron toda la mañana escogiendo joyas y atuendos para este momento, sin contar todo el  tiempo invertido en estilizarse... Realmente fue un trabajo duro.

Cuando llegó la hora, Arwen fue llevada al Jardín Imperial por su hermana, siendo su belleza adulada por todos los presentes en el castillo, incluso el personal de servicio se escondía entre los rincones para poder ver el encuentro entre ambos.

Cuando ella se detuvo frente a él, amablemente Zen extendió el brazo para dar un paseo con ella. y el corazón de Arwen comenzó a latir muy rápido. Porque de tantas jóvenes nobles, ella estaba caminando del brazo del futuro Rey.

— No te ilusiones. — Dijo Zen fríamente mientras caminaba con ella.

Al escuchar esta frase, la sonrisa en el rostro de Arwen comenzó a desvanecerse gradualmente...

— No gastaré horas aquí cortejándote, ni fingiendo que me gustas, u ofreciendo cumplidos que no me nacen decir... particularmente, no soporto a las personas mentirosas.

— Alteza... en relación a eso quería disculp..

— ¿Tratas de contradecir al futuro Rey de esta nación? pensé que las mujeres del territorio Rokko recibían educación.

La situación era tan humillante, que Arwen peleaba consigo para resguardar su honor y no dejar caer ninguna lágrima.

— No confío en ti, así que no te culparé si decides regresar a casa, nuestra reunión a concluído.

Zen abandonó el encuentro, a sólo pocos minutos de comenzar, dándole la espalda a ella sin siquiera sentarse para tomar el té... Peor que eso, ni tuvo la delicadeza de llevar a la señorita de regreso al castillo.

Al ver que el príncipe se retiraba y Arwen no volvía, Serena, se preocupó, y alzó su vestido para correr hacia su hermana.

Arwen, que ya limpiaba sus lágrimas con rapidez, fingió estar conmovida por la felicidad.

— Tenías razón hermana, es un momento muy emotivo. Aunque el príncipe tuvo que retirarse para atender otros pendientes, fue muy caballeroso.

— ¿Segura?, ¿todo está bien?... El príncipe debió realizar la ceremonia completa.

— No te preocupes hermana, él se disculpó conmigo y quedamos en vernos después... Perdona por no quedarme más tiempo, pero, tantas horas de preparación me han provocado migraña, así que volveré a mi habitación.

Los Herederos del DiamanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora