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¿Qué pensarían los demás de ella si se enteran que está enamorada?

Ese estúpido sentimiento que te hace sentir "arañas" (en este caso) porque mariposas, sería quizá demasiado. Que le agrega un color rosado a sus mejillas y además le calienta el rostro.

Que sentimiento tan más bajo y mundano, pero por una mala jugada del destino, ahora estaba presente en su sistema y le daban ganas de vomitar.

¿Y por qué se sentía así?

Esos ojos azules tan expresivos, cosa de lo que ella carecía, la tenían embobada, como los jóvenes en la actualidad con las redes sociales, en las cuales no tenía el mínimo interés.
Maldijo una y otra vez el día en que la conoció, se golpeó mentalmente por caer en algo tan repugnante como eso.

Sinclair no tenía la más mínima idea de su existencia. Sí, había averiguado su nombre, después de "descubrirla" por casualidad un día en una conferencia de la universidad.

Suspiró agotada, Wednesday tenía la frente recargada en su casillero. Se separó de este y metió un par de libretas, para cambiar a las de la siguiente clase.

Minutos después caminó por los pasillos, poco concurridos para su suerte y justo cuando iba a llegar al suyo, Enid salió de uno cercano.

Le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, quería huir de ahí, pero la rubia ni siquiera le tomaba en cuenta.

Su corazón latía desbocado, a tal grado que oía su palpitar tan cerca de sus oídos, respiró hondo en dos ocasiones y continuó su andar agraciado y elegante.

La ojiazul tenía puestos los audífonos, inmersa en su propio mundo, caminando en dirección a quién sabe dónde, con la vista al frente. Así que no se dío cuenta, de la mirada atenta de Wednesday a lo largo del pasillo, ni la mirada de reojo, cuando pasó a un lado suyo.

Ser inexpresiva era su ventaja, sin embargo temía ser muy obvia en algunas ocasiones. Y la rubia sin estar enterada, le volvía el mundo de cabeza.

Antes de ingresar a su salón, inhaló hondo y después exhalo, recuperando la compostura. Alejando los pensamientos invasivos de su mente, aparentando tranquilidad. Una que la caracterizaba.

Pero Bianca, esa maldita chica, que era su mejor amiga, podía sospechar incluso con la más mínima señal.

—¿Qué te ocurre, Addams?—

—Nada.— respondió con firmeza, sin apartar la vista del frente. Mordiendo la parte interna de su mejilla una vez que terminó de contestar a su amiga.

—Ajá y yo tengo el cabello largo...—respondió con sarcasmo, cruzando los brazos mientras continuaba en su sitio.

—No te metas en mis asuntos.— gruñó molesta.

Y su amiga, a un costado, comenzó a reír.

—Wedns, conmigo no puedes esconderte. Sé que ocurre algo y lo voy a averiguar.—

Addams tragó en seco.

𝐶𝑖𝑛𝑛𝑎𝑚𝑜𝑛 𝐺𝑖𝑟𝑙 -Wenclair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora