Anastasia La Rossa
Un nombre que quedo en el ovlido,un nombre al que fui obligada a renunciar.
Aquel dia que perdi a mis padres,a mi hermana,a mis hermanos,a mi amor,mi hogar,mi titulo,mi futuro,mi libertad.
Me secuestraron me obligaron a renunciar...
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Los rayos del sol que se comenzaban asomar por la ventana, anunciaban un nuevo día.
El Sultan Suleimán despertó y vio a Alexandra entre sus brazos, al mirarla los rayos del sol le daban un toque hermosa e inocente.
Los ojos de Alexandra se abrieron dejando cautivado a el Sultan, la mirada de Alexandra era cautivadora y dejaba a todos cautivados y el corazón del Sultan no sería la excepción.
Ahora era su esclavo, su prisionero y su amado.
-Buenos días mi Sultan- dijo Alexandra mirando al Sultan a los ojos. -Espero y tenga hoy un lindo día- dijo mientras el sultan le daba una caricia en la mejilla.
-Mi día no será bueno sin antes probar tus labios- dijo y la beso con pasión y amor. -Ahora si son buenos, mi sultana- dijo y Alexandra sonrió.
-No mientas, yo no soy una Sultana- dijo el Sultan volvió a besarla y luego se separó de ella.
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-Tu eres la Sultana de mi corazon- dijo volviendo a unir sus labios.
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En los aposentos de la Valide Sultán se encontraba con su hija Hatice y la Sultana Sahrazar, junto a Mahidevran y Mükerrem dándole la bienvenida a Gülfem Hatun.
